Vila-real puso ayer el broche final a la programación taurina dentro de las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu de Gràcia en el recinto portátil con buen sabor de boca entre los asistentes, que completaron el aforo, aunque con un deseo claro: «Que sea la última vez que se exhiben toros en una plaza portátil en la ciudad». 

La sesión vespertina contó con tres astados. Un Montes de Oca patrocinado por la Comissió de Penyes, «con unas hechuras espectaculares», según aficionados presentes en la exhibición, que llegó a dañar dos o tres barrotes por lo que hubo que precintar esa zona sin mayor incidencia. Los otros dos cerriles, ambos de la ganadería Sánchez Urbina, estuvieron a cargo de las asociaciones taurinas Guarisme 9 y José María Manzanares que también «cumplieron y dieron juego» -al cierre de la edición estaba en marcha la muestra de dos de los tres animales embolados de la tarde, el Montes de Oca y uno de los Sánchez-Urbina-. 

En general, la valoración de los taurinos de esta programación tras dos años sin bous al carrer fue positiva. «En general ha ido muy bien, había ganas y todo el mundo se ha comportado, por lo que no ha habido ningún problema ni ha sido necesario llamar a nadie la atención», destacaron. 

Pero más allá de la propuesta taurina, la penúltima jornada de festejos contó con otras actividades como la Festa dels Xiquets de Fundació Caixa Rural, XiCaEs y la Junta de Festes con actividades y juegos inclusivos en la plaza Major tanto por la mañana como por la tarde.

También se celebraron unas pruebas caninas Agility en la a Ciutat Esportiva Municipal; en el escenario de la Glorieta 20 de Febrer hubo teatro, la comedia irónica El Galán, impulsada por la asociación de vecinos Cervantes; la iglesia Arciprestal acogió una misa y novena en honor a la patrona y la jornada se despidió con la música de la orquesta Montesol.

Homenaje a Juan Crisóstomo

Y en medio de tanta fiesta también hubo tiempo para despedir a uno de los párrocos más queridos de la localidad, Juan Crisóstomo, que durante los últimos años ha ejercido su labor en la iglesia de los Santos Evangelistas. Varios ediles municipales acompañaron al religioso que se va a un nuevo destino, Santa Joaquina de Vedruna de Castelló. El alcalde, José Benlloch, le entregó una alegoría de la ciudad para agradecerle su labor.