«Una apuesta arriesgada». Así definió ayer el edil de Fiestas de Vila-real, Diego Vila, la decisión de organizar los festejos en honor a la Mare de Déu de Gràcia inmersos en una pandemia y tras dos años sin este tipo de programa. Realzó la responsabilidad, en general, de los vecinos y el impacto económico del ciclo de actos.  

Vila hizo una «valoración positiva» del desarrollo de las jornadas que concluyeron con 84 quejas por molestias de peñas, de las cuales, la mayoría, «se solucionaron simplemente con la presencia policial», indicó el comisario principal jefe de la Policía Local de Vila-real, José Ramón Nieto. Solo interpusieron dos denuncias. Los avisos se concentraron, sobre todo, durante el primer fin de semana.

Nieto también aseguró que, en general, «se han comportado de forma responsable» y que «el balance no se puede comparar con otras fiestas, puesto que muchas peñas no han abierto sus casales». Otras incidencias registradas fueron cinco denuncias por alterar la seguridad colectiva, tres por alcoholemia y otras tres por delitos contra la seguridad vial. Además se contabilizaron dos heridos, uno de ellos por asta de toro y otro leve, durante los actos taurinos. 

Ayuda a la economía de la ciudad

El responsable de Fiestas destacó que el impacto de estas jornadas resultó «positivo» para la economía local. Así, según detalló Vila, para llevar a cabo la programación trabajaron 55 empresas, de las cuales 40 eran de Vila-real. El presupuesto final para el desarrollo de estos 10 días de festejos patronales fue de 260.000 euros. Vila subrayó el «buen comportamiento y responsabilidad, en general, de la ciudadanía» y se mostró confiado en que los actos en honor a Sant Pasqual, en mayo del 2022, ya se puedan celebrar con normalidad. 

El concejal también agradeció de manera especial el trabajo de la Junta de Festas y la Comissió de Penyes para sacar adelante la programación pese al covid-19.

Vila también repasó los datos de la participación en los principales eventos. Hubo nueve actos musicales con un aforo máximo de 713 personas y una media de asistentes por acto de 600 personas; 12 actos taurinos con capacidad máxima de 1.375 personas y una media de 1.200 asistentes en la plaza portátil y unos 400 participantes en el encuentro de elaboración de alioli, entre otros.

Una de cal y una de arena

Además, recordó que «al principio  hubo críticas por la celebración de fiestas patronales -con el avance de los días también las hubo a través de redes sociales- pero también sabemos que hay vecinos muy agradecidos, sobre todo de los sectores de comercio y hostelería porque han podido trabajar a un ritmo alto durante estos días». 

En total, se celebraron cerca de 90 actos, frente a los casi 300 que se programaban habitualmente antes de la pandemia. El regidor incidió en que todas las iniciativas se adaptaron a la normativa covid-19, con todas las medidas para garantizar que «la ciudadanía pudiera disfrutar de manera segura».