La Asociación de Hijas de María del Rosario, Rosarieras, de Vila-real conmemoraron ayer uno de los días grandes de sus festejos anuales, la fiesta principal de la Asociación -popularmente conocida como la festa de les fadrines-.
Y aunque condicionado también por el covid que sigue obligando a mantener ciertas medidas de prevención, fue la previsión meteorológica la que generó dudas acerca de cómo podría celebrarse la procesión vespertina ya que el pronóstico daba lluvia, especialmente a partir de las 19.00 horas, prácticamente cuando estaba previsto arrancar el desfile por las calles del centro de la ciudad en el formato tradicional prepandemia.
Finalmente, por precaución ya que a esa hora no se registraron precipitaciones aunque sí comenzaron poco después, la Junta de las Rosarieras decidió que la procesión fuera claustral a la espera de que la del próximo domingo 10 sí pueda salir a las vías céntricas.
Pero la jornada de ayer arrancó a las 10.30 horas con una misa solemne presidida por el obispo de la Diócesis Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, en la que se interpretó la Missa del Roser, del maestro Lluís Romeu a cuatro voces y pueblo con acompañamiento de órgano y bajo la batuta de Juan José Peláez.
El alcalde de la localidad, José Benlloch, y otros representantes de la corporación asistieron al acto en la iglesia arciprestal.