Había ganas en Vila-real de reencontrase con la cultura en la calle. Y así lo atestigua el numeroso público, de todas las edades, que asistió a las representaciones de diferentes disciplinas artísticas que pasaron desde el viernes por la localidad gracias al 33 Festival Internacional de Teatre de Carrer (FITCarrer), el primero tras la irrupción de la pandemia puesto que el del 2020 se canceló por la incidencia covid.
Ayer, la actividad vespertina se focalizó en la plaza Sant Ferran, aunque por la mañana hubo tiempo para un taller de juegos tradicionales en la plaza Major, donde por la noche estaba previsto el espectáculo Herències, de La Industrial Teatrera, que finalmente no pudo celebrarse por las lluvias aunque la organización no tomó la decisión final hasta el último momento. La programación de la tarde se vio obligada a prescindir, por problemas técnicos, del pase de Pols, de Pepa Cases y Clara Peya, pero sí se realizó el resto de propuestas, como las de la fundación colombiana Tchyminigagua o la itinerante de la Cia Sin Fin, entre otros.
Tampoco faltó en este enclave otra de las novedades de la edición, el Espai Mou-te con el que las entidades Cruz Roja y Acudim ofrecieron información sobre su labor y pudieron facilitar el disfrute del festival a personas con diversidad funcional. A estos colectivos se unió el Grup de Dones que acercó al certamen teatral el Punt Violeta para prevenir y sensibilizar al público sobre comportamientos considerados sexistas.
Así, la localidad despidió a su referente en las artes callejeras con regresó con cerca de una veintena de espectáculos de 17 compañías, de ellas cuatro locales y tres internacionales.
Con el lema Caminem, en referencia a que "la cultura no se para nunca a pesar de las adversidades", otra de las incorporaciones destacadas del festival fue la celebración de las Jornadas Económicas y Artes de Calle, con la participación de programadores de toda España que mantuvieron un encuentro con las 13 compañías locales en el Assut del Termet para conocer de primera mano sus proyectos de teatro de calle, que convierten a Vila-real en "la ciudad europea con más compañías de una misma disciplina por habitante", según indicó el director del evento, Pau Ayet.
