Días después de realizarle una emotiva doble ofrenda, la Virgen del Rosario de las rosarieras de Vila-real volvió este lunes por la tarde a su sede habitual tras pasar 10 días en la iglesia arciprestal.
En condiciones habituales, como solía ser costumbre en tiempos precovid, el traslado de la imagen hubiera supuesto el punto y final de los festejos anuales de la entidad religiosa, que el año pasado celebró su 200 aniversario y por cuya labor recibió en abril la Medalla d'Or de la Ciutat, pero este año ha incorporado una novedad con la intención de que se consolide en el tiempo: una comida fin de fiestas en el restaurante El Casino.