Albiol, Balaguer, Costa, Esteve, Ferreres, Gil, Llop, Mata, Pitarch, Rubert, Sebastià, Traver, Vilanova... Son solo una pequeña muestra de los 525 apellidos, con sus escudos onomásticos y el sentido de los nombres de la familia, de los primeros pobladores de Vila-real que Ramon Ferrer, el historiador medievalista vila-realense y presidente de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), analiza en su libro Onomàstica de Vila-real a l’època medieval, editado por VComunicació i Disseny.
Una publicación que el autor presentó este jueves por la tarde junto a Vicent Gil, responsable del prólogo y que recientemente presentó otra obra inédita sobre la localidad (Epítome histórico de Vila-real) y al alcalde, José Benlloch.
El libro, dividido en dos partes, presenta los apellidos de todos los vecinos que residieron en la localidad desde su fundación, oficialmente en febrero de 1274, hasta 1499. En el primer bloque, Ferrer analiza la onomástica de los siglos XIII y XIV, mientras que en la segunda parte profundiza en el listado de pobladores gracias a la documentación fiscal existente, sobre todo a la peita y al impuesto del morabatí, según explica el creador de este relevante texto.
Onomástica y vida
Tras años de una rigurosa búsqueda e investigación, el historiador sintetiza en 300 páginas no solo esta información, también una aproximación a la realidad de quienes vivían en aquella época.
"Llegaron a existir en torno a los 1.200 linajes, pero hay algunos que solo aparecen una vez y ya no se encuentra más documentación, mientras que otros todavía existen hoy en día"
Después de los años de dedicación, como medievalista, a los documentos, Ferrer explica que en la ciudad llegaron a existir en torno a los 1.200 linajes, pero «hay algunos que solo aparecen una vez y ya no se encuentra más documentación, mientras que otros todavía existen hoy en día», subraya. «Por ejemplo», añade, «hay unos 40 que están desde el siglo XIII a 1011», comenta el vila-realense, quien, entre otras curiosidades, asegura haber descubierto datos respecto al origen de su nombre y apellidos.
Otro de los elementos relevantes de esta curiosa publicación, destaca el también presidente de la AVL, es la parte dedicada a las incidencias más importantes de cada uno de los linajes y «allí sí que está, de alguna forma, contenida la potencia del linaje a lo largo de la Edad Media en Vila-real», señala.
Y es que como afirma Gil en el prólogo, «la historia de nuestro nombre no solo aporta la admiración al antepasado, también el prestigio del linaje. Esta admiración contribuye a ampliar el tejido toponomástico del país».
