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REPORTAJE

Un pequeño can antidrogas en Vila-real

‘Logan’, el perro más joven de la Unidad Canina de Vila-real ya trabaja junto a ‘Zoe’

‘Logan’, en uno de los entrenamientos capitaneados por el oficial de la Policía Local de Vila-real, Juan Sánchez Mundo. MEDITERRÁNEO

Tiene una edad de 16 meses y lleva ya cinco de operatividad al cien por cien en la detección de sustancias estupefacientes, recogiendo el testigo que dejaron Iris y Loba, las dos perras de la Unidad Canina de la Policía Local de Vila-real que se jubilaron hace justo ahora un año.

Logan es el nombre del perro que se incorporó por entonces a esta sección del cuerpo de seguridad municipal, que encabezan el oficial Juan Sánchez Mundo y el agente Alejandro Monferrer.

Detrás del trabajo que este policía canino lleva a cabo para la detección de drogas --lo hace junto a Zoe, la veterana del grupo-- se esconden muchos meses de entrenamiento, pero también de socialización todavía siendo un cachorro. Y es la socialización del animal, para que actúe con naturalidad cuando se requiere su presencia, la primera de las fases de preparación. A esta, le sigue la asociación olfativa de sustancias, marcaje y búsqueda. «Poco a poco se le va implicando más en su labor como perro detector», explica el oficial Sánchez Mundo.

En sus cinco meses de operatividad efectiva, el pequeño Logan ya ha advertido la presencia de estupefacientes en los distintos controles en los que ha participado. Y lo hace siempre junto a Zoe, la otra perra de la Unidad Canina que, incluso, fue vital en la detención de un individuo a quien se le incautó una cantidad suficiente de cocaína para considerarse como delito.

Nuevos dispositivos

Y aunque ambos canes todavía no han tomado parte en las intervenciones enmarcadas en el dispositivo contra el botellón que ha lanzado el Ayuntamiento de Vila-real en los dos últimos fines de semana, sí que se prevé que actúen con su olfato en próximos controles. Unas intervenciones que el oficial de la Unidad Canina recalca que tienen un carácter «preventivo», ya que se trata de, en la práctica totalidad de los casos, de la detección de pequeñas cantidades de droga al menudeo, lo que no constituye delito y cuyo consumo y tenencia en la vía pública se castiga con la imposición de multas.

En cualquier caso, son continuas las sesiones de entrenamiento que se llevan a cabo para mantener al día el instinto detector de estos perros policía que, como explica Sánchez Mundo, sirve para evitar el tráfico y consumo de drogas en el entorno de lugares con numerosa presencia juvenil, como es el caso de los institutos de la ciudad. A su vez, también actúan en zonas en la que los vecinos denuncian consumo de estupefacientes. 

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