Hablar de la historia del ferrocarril en Vila-real y en la Plana es hablar de la Panderola, aquel tranvía que supuso un antes y un después en las comunicaciones entre municipios vecinos.
Y de ello bien sabe Juan Peris Torner, uno de los promotores en 1978 de la Asociación de Amigos del Ferrocarril-Castellón y autor de varios trabajos en torno a este medio de transporte en la provincia, que en la tarde de ayer presentó en la Casa dels Mundina el libro Vila-real, nudo ferroviario del ferrocarril de vía estrecha, en el que se hace un exhaustivo repaso a lo que significó este tipo de transporte como núcleo de conexión y que tuvo en la mítica Panderola --aquel tren que vola, como dice la canción popular-- un verdadero referente económico y social.
Y es que como explica Peris en su trabajo, «una de las más tempranas concesiones transviarias en la que aparece Vila-real nos llega por la noticia de un tranvía entre Nules y Castelló, por Vila-real, autorizado por la Dirección General de Ferrocarriles y Tranvías el 1 de agosto de 1878, gracias a una solicitud para conseguir la autorización para su estudio, entregando 200 pesetas de fianza por los 20 kilómetros del trayecto».
Nudo de comunicaciones
Y es que Vila-real se convirtió, hasta los años 60 --cuando desapareció la Panderola-- en un importante nudo de comunicaciones, que favoreció las comunicaciones con Onda, la capital de la Plana o el Grao de Burriana.
Peris incluye en su libro, incluso, el contenido completo del libro de oficios, desde el 16 de julio de 1890 hasta el 27 de febrero de 1932, en el que destacan curiosidades, como el conflicto con pasajeros que se negaban a pagar su billete o las averías del reloj de la Estacioneta o Estació de Dalt o del timbre del aparato telegráfico de la terminal.
