Cerca de un millar de personas se dieron cita en la tarde-noche de ayer en el Centre de Congressos, Fires i Trobades para asistir al macrohomenaje que el Ayuntamiento de Vila-real preparó a todas las mujeres que han sido y son representantes festivas de la ciudad, en el 75º aniversario de la creación de esta figura.
En total fueron 302 las reinas y damas de las fiestas patronales de Vila-real que acudieron a esta cita que, presentada por el periodista Juanjo Clemente, se convirtió en el tributo del municipio a quienes, como aseveró el alcalde, José Benlloch, en su discurso «son las guardianas de un importante tesoro del que guardan la llave con devoción: nuestras tradiciones».
En el evento se proyectó un vídeo en el que se repasó, a través de imágenes, la historia de las representaciones festivas de la ciudad desde el año 1947. Un total de 704 mujeres han ostentado desde entonces los cargos de reina o dama. Y entre esas damas que todavía acudieron al acto se encontraban las hermanas Delfina y Gloria Calduch (1947 y 1949) y Nelly Chust (1948), quienes compartieron protagonismo con el resto de festeras y con la actual reina, María Carmona, y su corte de honor.
En el escenario
Tras el pase del vídeo, las representantes de los festejos fueron subiendo al escenario habilitado en el Centre de Congressos, Fires i Trobades, donde se les obsequió con un libro conmemorativo editado para la ocasión.
La reina del 2022 fue la encargada de realizar el discurso en nombre de todas las homenajeadas y en él no dudó en poner de relieve una figura que mantiene viva la tradición de las fiestas.
La multitudinaria cita se convirtió en una prolongación de los festejos patronales de Sant Pasqual, que finalizaron el pasado 22 de mayo, en los que más de 300 reinas y damas ya se sumaron a la ofrenda floral en la basílica. Y, como apuntó días atrás el edil del área, Diego Vila, esa misma participación se espera también para las celebraciones de la Mare de Déu de Gràcia, en septiembre.
Simbolismo
En su intervención, el alcalde Benlloch incidió en que las reinas y damas de la ciudad «simbolizan desde su origen a la mujer labradora; esa que forma parte de nuestra esencia, de nuestra economía y forma de vida, de nuestras raíces. Esa agricultura que es la mitad perfecta de nuestra otra mitad, la industria».
Y añadió: «Homenajear a la mujer labradora es rendir tributo al coraje y la perseverancia de esas mujeres y hombres que han buscado, desde hace siglos, los tesoros de la tierra junto al río Millars. Y es, en definitiva, volver la mirada hacia nosotros mismos y reflexionar sobre todo aquello que esa agricultura nos ha aportado».
