Un centenar de amas de casa de Vila-real celebraron ayer la despedida del curso. Una clausura ya normalizado y un curso que, aunque a medio gas durante la mitad del mismo, ha dado mucho de sí.
Así lo indicó a Mediterráneo la presidenta de la entidad que reúne a casi un millar de mujeres de la ciudad, Conchita Ibáñez, quien aseguró que las asociadas que acudieron a los actos del cierre del ciclo «están eufóricas, ya que tenían muchas ganas de reencontrarse y charlar».
Los actos arrancaron a mediodía con la tradicional misa en la ermita de la Mare de Déu de Gràcia, en el paraje del Termet que, en esta ocasión, ofició mosén Álvaro Miralles, sacerdote de la parroquia de Santa Sofia, a la que está adscrito el ermitorio de la patrona de la localidad.
El alcalde, José Benlloch; y las concejalas de Cultura y Mayores, y de Tradiciones, Rosario Royo y Noelia Samblás, acompañaron a las amas de casa en esta cita en representación del ejecutivo local. Y tampoco faltaron el portavoz del PP en el consistorio, Adrián Casabó, y la edila popular Dora Llop.
Ambiente distendido
El ambiente distendido prosiguió, de manera especial, durante la comida de hermandad que tuvo lugar en el restaurante El Termet, junto a la pinada del paraje.
Ibáñez incidió en las ganas de las socias de recobrar la normalidad. Muestra de ello son las más de 300 mujeres que han participado en los distintos viajes que han organizado desde octubre del 2021. Eso sí, lamentó que «por desgracia, muchas asociadas ya no están entre nosotras».