El sacerdote de la capilla del Cristo del Hospital de Vila-real y experto en historia local, mosén Vicent Gimeno Estornell, critica la politización que ha adquirido la desaparición del colomet de la Mare de Déu de Gràcia, patrona de la ciudad. «Ha habido un pajarito que nos dice a los devotos que no os preocupéis, que este caso no es cuestión de devoción, sino de política, la cual es capaz de hacerse muy devota si así consigue sus propósitos», defiende el cura.
El capellán, que en su día estuvo en la iglesia arciprestal, subraya que la mediática paloma no supone una gran pérdida de valor patrimonial porque «no forma parte de la imagen». «En otras ocasiones faltaba el colomet y nadie se dio cuenta, porque la que va a la peaña es la imagen de la Mare de Déu de Gràcia, a la que en una época determinada de la historia (siglo XVIII con el doctor Jeroni Vives de Portes) se le añade el arco y la representación del Espíritu Santo a través de la paloma», expone.
Por todo ello, mosén Vicent Gimeno Estornell quita hierro a su desaparición: «Cuando cayó por el vaivén de la peaña, no solo una vez, sino siempre que el colomet no ha ido bien atado, se dieron cuenta los portadores y alguien más... La imagen de la Mare de Déu no sufrió nada en la Festa del Termet por ese motivo (ese día no lució la paloma habitual, sino que una con partes doradas al no encontrar la de siempre) y ella sonreía como sigue sonriendo ahora».
Tras el revuelo que ha despertado el caso, el sacerdote confía en que «este espíritu devocional por la Mare de Déu de Gràcia y sus colomets dé el fruto religioso y devoto que quiere manifestar».
Rueda de prensa de Compromís
Desde Compromís, el senador Carles Mulet aseguró este lunes en una rueda de prensa en Vila-real que «este tipo de patrimonio, que no es propiedad del Ayuntamiento como tal, pero sí es un icono de todos los vecinos, se debe catalogar y llevar con exactitud todos sus movimientos, haciendo un catálogo de patrimonio local». Y criticó a la concejala de Tradiciones, Noelia Samblás (PSOE), por «tratar el patrimonio local según le conviene, solo para hacerse fotos e incluso juzgando la fe del resto de las personas».