REPORTAJE

De Vila-real a París en bici: Reto solidario conseguido tras 1.300 km de superación

José Manuel Esteban, presidente del Rotary Vila-real, ha cumplido su propósito de llegar en 8 días a París, una ruta en solitario, haciendo frente a cada revés con fuerza de voluntad

Jose Manuel Esteban ha alcanzado su propósito de llegar a París en ocho días de ruta en bici.

Jose Manuel Esteban ha alcanzado su propósito de llegar a París en ocho días de ruta en bici. / MEDITERRÁNEO

Vila-real

Librar una batalla mental consigo mismo. Ese fue el verdadero reto que José Manuel Esteban afrontó, sin saber en qué magnitud, cuando salió de Vila-real el pasado 10 de agosto montado en su bicicleta para llegar a París en ocho días.

El presidente del Club Rotary vila-realense sabía que estaba preparado físicamente para completar los 1.300 kilómetros de su itinerario. También sabía que en la mochila cargaba la responsabilidad del compromiso personal adquirido: recaudar fondos con los que contribuir a la búsqueda de una cura para la distrofia muscular de cinturas 1F/D2, que solo afecta a una familia en todo el mundo. Lo que no podía prever era cómo afrontaría las vicisitudes de su particular viaje solidario. Con diferencia, asegura, lo más duro.

Cuando el domingo por la noche, pasadas las once, llegó a la capital gala, unas cuantas horas después de lo previsto, supo que había vencido. Se había vencido a sí mismo y al sentido común que, según para qué cosas, no tiene por qué ser el mejor de los sentidos, porque la experiencia ha sido un «verdadero aprendizaje personal».

José Manuel Esteban en uno de sus altos en territorio francés.

José Manuel Esteban en uno de sus altos en territorio francés. / MEDITERRÁNEO

Sobre el papel, sabía que la suya era una aventura con un alto porcentaje de improvisación. «Tenía claro que para llegar a París en ocho días necesitaba hacer una media de 160 kilómetros al día», pero una serie de variables muy difíciles de anticipar se convirtieron en su particular odisea.

Pruebas a diario

Han sido ocho largos días de «dormir en el suelo y alimentarme mal, cuando podía y como podía». Algo más de una semana en la que «no me he quitado la humedad de encima». Más de 200 horas de inconvenientes que no se pueden dibujar en un mapa y no hay GPS que pueda advertir o reorientar. 

Entre las partes buenas de las experiencia, la gente que ha conocido en la ruta.

Entre las partes buenas de las experiencia, la gente que ha conocido en la ruta. / MEDITERRÁNEO

«He tenido etapas de muchísimo calor, sobre todo entre Tortosa y Barbastro, donde iba buscando gasolineras y sombras para protegerme del sol», relata, y otras de una intensa lluvia «de las que dan miedo, por lo que decidí parar ese día, porque la visibilidad era nula, un peligro». Entre Binéfar y Barbastro se encontró con unas inesperadas obras que lo obligaron a desviarse, lo que supuso recorrer «hasta 20 kilómetros más ese día, de subidas y bajadas, con esas temperaturas, sufrí mucho».

Ya en territorio francés, aprendió a las bravas que los negocios cierran bastante antes que en España, por lo que sus planes de buscar dónde comer al llegar a su destino en cada etapa, se complicaron. «Tiraba de boulangeries, de croissants y pizzas», que puede estar bien excepcionalmente, pero no como norma y cuando el desgaste físico es tan exigente.

«La primera parte de cada día iba bien, pero a partir del mediodía y a medida que avanzaba la tarde, empezaba a ponerme en tensión, pensando dónde iba a dormir o qué iba a comer»

José Manuel Esteban

— Presidente del Club Rotary Vila-real

José Manuel ha completado el trayecto en solitario. «La primera parte de cada día iba bien, pero a partir del mediodía y a medida que avanzaba la tarde, empezaba a ponerme en tensión, pensando dónde iba a dormir o qué iba a comer». Y su voz interior llenaba los vacíos con la insistente pregunta: por qué.

José Manuel Esteban ha circulado por caminos y carreteras secundarias.

José Manuel Esteban ha circulado por caminos y carreteras secundarias. / MEDITERRÁNEO

Precisamente para ese interrogante, el de por qué no abandonó, tiene una respuesta muy precisa: «Asumo una clara responsabilidad social y tengo una educación empresarial que me llevan a tener mucho respeto por la palabra dada. Si asumí esa responsabilidad, debía ser consecuente». Y así doblegó cada jornada cualquier resquicio de debilidad mental.

«Este ha sido un reto solidario, pero desde un punto de vista egoísta, ha sido una lección personal, que recomiendo experimentar»

José Manuel Esteban

— Pte. del Club Rotary de Vila-real

«Este ha sido un reto solidario, pero desde un punto de vista egoísta, ha sido una lección personal. He sido capaz de superar todas esas situaciones y eso te da seguridad», concluye. De hecho, dice recomendarlo: «Prescindir de las comodidades y afrontar situaciones límite, esa prueba mental». Reconfortante al cuadrado.

La llegada de José Manuel a París ha sido doblemente triunfal, por el reto cumplido y por el logro personal.

La llegada de José Manuel a París ha sido doblemente triunfal, por el reto cumplido y por el logro personal. / MEDITERRÁNEO

Ha recaudado prácticamente 3.000 euros, pero no regresa a casa. Volverá a subirse a la bici después de descansar un poco para llegar hasta Bélgica, 300 kilómetros más, donde asistirá a un evento de Rotary Internacional.

Si le preguntas si repetirá la experiencia, asegura que ya piensa en la próxima, porque «siempre hay que tener una próxima»

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