Último adiós a José Gómez Mata, Hijo Predilecto de Vila-real

No hay lectura más apropiada para recibir la triste noticia del fallecimiento de José Gómez Mata que la que nos ofreció la Eucaristía del pasado domingo, a través de la Carta a los Hebreos. En ella se expresa cómo la Cruz de Jesús «liberó a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos». Hoy, José ha cruzado ese umbral con la serenidad de un buen cristiano, seguro de que la muerte le abre las puertas hacia la Paz Eterna y el reencuentro con sus seres queridos: sus padres y Ana, su amada esposa, quien lo precedió en el camino hace unos años.

Quienes tuvimos la fortuna de conocer a Pepe valoramos en él no solo sus firmes convicciones, forjadas a lo largo de una vida de esfuerzo y sacrificio, sino también su apasionada visión del mundo. Conversar con él era siempre un privilegio; su entusiasmo, digno de las mentes más jóvenes, se unía a una asombrosa capacidad para analizar y comprender su entorno. Sorprendía su habilidad para anticiparse a lo que estaba por venir, fruto de su aguda observación y de su talento para desmenuzar cada lectura o conversación.

Estas cualidades le permitieron destacarse como empresario y, desde esa posición, impulsar numerosas obras sociales. Una de las más conocidas fue la renovación de la basílica de San Pascual en Vila-real. Sin embargo, muchas otras acciones, discretas y alejadas del reconocimiento público, quedaron grabadas solo en la memoria de quienes tuvimos el privilegio de conocerlas.

Nombramiento

El nombramiento de Pepe como Hijo Predilecto de Vila-real fue uno de los reconocimientos que más alegría le brindó. Sentirse valorado y querido por sus vecinos, amigos y la gente cercana fue para él motivo de gran orgullo.

Para todos nosotros, sus amigos y seres queridos, quedará imborrable el recuerdo de sus conversaciones profundas, esas en las que abríamos el corazón para compartir confidencias, sueños y anhelos. Su partida deja un vacío inmenso, especialmente en su hija Ana y en su nieta Aurea, quienes llevan en su esencia las convicciones que él siempre les transmitió. En ellas pervive su legado, no solo en los valores que supo inculcarles, sino también en el amor que sembró en cada gesto y en cada palabra.

Que descanse en paz, Pepe, con la certeza de que su recuerdo seguirá iluminando nuestras vidas.

*Abogado