Si hubo una expresión que se repitió al unísono, tanto en el entorno del Villarreal como entre su afición, a la conclusión de la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea esa fue «con la cabeza bien alta». Lo dijo el presidente, Fernando Roig, también el técnico Unai Emery, y lo repitieron desde el núcleo duro del primer equipo e, incluso, jugadores como Dani Parejo o Coquelin que no pudieron viajar. 

La inmejorable imagen que ofreció el Submarino en el encuentro de Windsor Park del pasado miércoles no le sirvió para sumar el segundo título europeo a sus vitrinas tras proclamarse campeón de la Europa League el pasado mes de mayo, pero sí le hizo ganarse algo que tiene un valor incalculable: el respeto y la admiración del fútbol europeo.

Y es que, con un presupuesto infinitamente menor que el de su rival y pese a los innumerables contratiempos con los que se ha encontrado durante todo el verano (lesiones, coronavirus, jugadores que se incorporaron más tarde a la pretemporada...), el equipo que entrena Unai Emery plantó cara a la pléyade de estrellas de las que el magnate ruso Román Abramóvich se ha rodeado para recuperar su hegemonía en la Premier y hacer lo propio a nivel europeo.

De hecho, el Submarino sorprendió a algunos aficionados por la seguridad y soltura con la que compitió pese a encontrarse al comienzo de la temporada 2021/22, y tan solo el cansancio y los palos (en remates de Alberto Moreno y Gerard), impidieron que se hubiera podido hacer algo más sobre el verde de Windsor Park.

Los reconocimientos

Las felicitaciones por la imagen mostrada y el espectáculo ofrecido llegaron de distintos puntos del planeta y todos se rindieron ante el Villarreal. Un club que ya se había abierto paso a nivel continental temporadas atrás, pero que en este 2021 se ha consagrado como uno de los más destacados. Primero al completar una Europa League fantástica, plantando cara a rivales de la talla del Dinamo de Kiev, Dinamo de Zagreb o Arsenal y superando en la final a todo un club con la solera del Manchester United, al que acabó doblegando en una interminable tanda de penaltis que será recordada por todos los 'groguets' con ese último lanzamiento anotado por el portero Gero Rulli ante su homólogo en los 'red devils' David de Gea.

Y, en segundo lugar, por poner contra la cuerdas al temido campeón de la Champions League, el Chelsea de Thomas Tuchel, y rozar la gesta de haber logrado la segunda copa de supercampeón que habría puesto el broche de oro a una temporada de ensueño para el Villarreal. Lamentablemente, en esta ocasión el Submarino no se vio favorecido en la tanda de penaltis y la fortuna cayó del lado de los ingleses, quienes sumaron su segunda Supercopa de Europa.

El Rey elogia al Villarreal

«Sois ya uno de los mejores equipos de Europa. No habéis perdido. Habéis ganado el respeto de todo el fútbol europeo una vez más. ¡Grande Villarreal!», rezaba la felicitación que la Casa de su majestad el Rey envió al club de la Plana Baixa tras su gesta. Por su parte, el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco, presente en el palco del Windsor Arena de Belfast, no dudó en felicitar al Submarino y reconocer: «Sois dignos subcampeones de la Supercopa. El Submarino ha teñido de amarillo el fútbol europeo. ¡Enormes hasta el último minuto! Con pasión, motivación, espíritu de equipo y juego. Partidazo». Todo halagos y buenas palabras para un equipo que se dejó el alma en el terreno de juego y que soñó a lo grande cuando Gerard Moreno empataba el encuentro tras aprovechar un taconazo de Boulaye Dia en el segundo tiempo. 

Incluso la prensa internacional se hico eco de la actuación del Villarreal en la Supercopa de Europa, poniendo por las nubes el buen hacer de los de Emery.

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La comunión con la afición

Pero si el Submarino jugó como un campeón ante el Chelsea y su actuación fue de lo más comentada, no menos lo fue el comportamiento de la afición. Los 1.200 'groguets' desplazados se hicieron notar durante todo el día por la ciudad y, posteriormente, durante el tiempo que duró el choque. Resultado al margen, la hinchada del Submarino quiso rendir una sentida ovación a su equipo porque el Villarreal es ya una realidad en mayúsculas en Europa. Y ahora llega la Champions League.