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VILLARREAL CF

La crónica | El Villarreal toma en serio la Copa y tritura al Sanluqueño (1-7)

El Submarino continúa en línea ascendente y se entrenó con goleada cara al choque de Anoeta

Vicente Iborra ha sido titular en el duelo de este miércoles ante el Atlético Sanluqueño.

Sanlúcar de Barrameda tardará tiempo en olvidar la exhibición de fútbol del Villarreal. El Palmar disfrutó con el espectáculo de la Champions y sufrió con el vendaval de un Submarino que se tomó muy en serio la Copa. El resultado es casi anecdótico, porque lo más productivo fue presenciar seriedad, concentración, competitividad y ambición de un equipo que afrontó el partido ante un Primera RFEF como lo hizo ante el Atalanta en la Liga de Campeones una semana antes. Ha despertado la bestia grogueta y no dejó resquicio alguna para la sorpresa. Y con otra goleada (1-7) certificó con rotundidad su pase a la ronda de dieciseisavos de final. Un paso más.

Emery alineó un once que reflejaba, pese a los numerosos cambios respecto a LaLiga, la gran plantilla que posee el equipo amarillo, con diversas variantes, alternativas y con futbolistas como Chukwueze o Alcácer, que no están teniendo un papel protagonista en LaLiga pero que demostraron ante el Atlético Sanluqueño un altísimo nivel.

No defraudó a las expectativas que había generado el campeón de la Europa League en Sanlúcar. Lleno absoluto y ganas de ver fútbol de élite, aunque el equipo local, bien clasificado en su categoría, no pudo oponer la mínima resistencia. La superioridad fue demasiado evidente, motivada por el alto grado de intensidad y competitividad que mostraron los amarillos. La Copa siempre deja sorpresas, pero en El Palmar no hubo nunca posibilidad alguna de que los amarillos pudieran hincar la rodilla.

Ni las pequeñas dimensiones del terreno de juego, ni el irregular estado del césped fueron un hándicap para la trituradora grogueta. 

Sentenciado al principio

El Sanluqueño solo aguantó siete minutos, el tiempo que tardó en llegar el primer gol de Paco Alcácer, aunque el 0-1 ya había podido subir antes al marcador. El gran mérito del Villarreal fue afrontar el choque como si delante tuviera un equipo de su mismo nivel. En fútbol hay algo que siempre es innegociable, sea la categoría que sea y no es otra cosa que la actitud. Se lo tomó tan en serio, que El Palmar, que podía haber sido un campo hostil para los amarillos, acabó convertido en un teatro en el que los espectadores pagaron su entrada para disfrutar de una función con actores de Hollywood. 

Chukwueze destrozó al conjunto local con su velocidad y desborde. Edu Oriol pasó por un auténtico vía crucis. La Copa sirvió también para que un goleador como Alcácer se reivindicara. Con una facilidad pasmosa, el delantero amarillo ya había certificado un doblete a los 12 minutos. Dos tiros a puerta, dos goles. 

Si la diferencia de calidad es notable entre dos equipos con dos categorías de distancia de por medio, el plus de intensidad acentúa todavía más la superioridad. El Villarreal se sentía a gusto y en cada llegada al área se percibía que el gol podía llegar. Chukwueze mandó al poste su enésima aproximación por desborde y velocidad al área de Palomares. 

Peña y Pedraza también demostraron ganas de alzar la voz y reclamar a su técnico un papel más relevante en el Submarino. Los goles fueron cayendo, con la suerte para el Sanluqueño de que al descanso el contundente 0-5 fuera escaso para el monólogo en el que se convirtió el partido. El Palmar saboreaba la Champions, a la vez que padecía la trituradora grogueta.

El partido, y la eliminatoria estaban solventadas, y Emery ordenó un cambio en la portería con la entrada de Jorgensen. Era momento de darse un respiro. El Villarreal puso el freno y el Sanluqueño tuvo sus diez minutos de gloria. Incluso le dio una alegría a su afición logrando el tanto del honor. Pero solo fue un respiro, porque la maquinaria del Submarino recuperó las revoluciones y el control. Los amarillos se lo tomaron como un rodaje para el importante partido ante la Real Sociedad del sábado en Anoeta. Trigueros y luego Raba marcaron el sexto y séptimo de un equipo que no quería sustos y necesitaba una inyección de autoestima para remontar posiciones en Liga. Anoeta es una buena ocasión para demostrar que el campeón ha vuelto.

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