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VILLARREAL CF

La reválida de Emery, rentabilizar la inversión más alta del Villarreal

El rendimiento de Alcácer no ha respondido a las expectativas de un traspaso de 23 millones

Paco Alcácer celebra un gol con el Villarreal en la Europa League.

Los problemas requieren soluciones, pero a veces las soluciones se convierten en un grave problema. Paco Alcácer aterrizó en Vila-real en enero de 2020, procedente del Borussia Dortmund, como un goleador reputado que iba a mejorar la capacidad anotadora del equipo, en aquel entonces dirigido por Javi Calleja, tras el traspaso de Toko Ekambi al Olympique de Lyón. El delantero de Torrent era la solución esperada y ahora se ha convertido en un gran problema. Primero para el entrenador y luego, principalmente, para el Villarreal CF.

Es evidente y notorio que el futbolista valenciano apenas cuenta para Unai Emery. El papel del futbolista valenciano ha ido pasando de principal a secundario y hasta casi de actor de pequeñas partes, superado incluso en algunos momentos hasta por Raba, con quien casi nunca se había contado.

Los números de Alcácer no han sido especialmente notables durante las tres temporadas (completas solo una hasta el momento) en las que lleva militando en el Villarreal. En la campaña 2019-20, en la que participó en la segunda vuelta en el año en el que LaLiga se paralizó por la pandemia del coronavirus, disputó 13 partidos del campeonato doméstico y anotó cuatro tantos. En la siguiente, la 2020-21 --ya con Emery en el banquillo-- sus registros también fueron discretos en el torneo liguero con solo 6 dianas, aunque mejoraron en la Europa League --competición en la que los amarillos fueron campeones--, con 6 tantos en 12 compromisos. En la Copa no vio puerta en los dos duelos que jugó. Y en la presente temporada sus estadísticas tampoco se pueden considerar buenas, con un gol en Champions, tres en Copa del Rey y todavía sin haberse estrenado en LaLiga en los 9 encuentros en los que ha participado hasta la fecha. En estos momentos el futbolista se recupera de una lesión muscular, con recaída incluida, que le ha apartado de los terrenos de juego más tiempo del previsto.

Alcácer lleva más de cinco semanas en el dique seco debido a una rotura semintendinosa de grado II. La recuperación del futbolista va por el buen camino y podría, incluso, estar a disposición del técnico para el partido ante el Real Mallorca del próximo sábado (16.15 horas, Movistar LaLiga) en el Estadio de la Cerámica.

Un objetivo prioritario

El gran reto que tiene por delante ahora Emery es que Alcácer no continúe siendo un problema para el Villarreal y que no se enquiste en demasía. La solución es intentar sacar rendimiento al jugador, una cuestión para la que el propio futbolista también tiene que poner mucho de su parte. El carácter poco social del delantero tampoco ha colaborado para su plena integración en un club familiar y cercano como es el groguet. 

Alcácer es un jugador de área, con especiales cualidades para el remate y la definición, aunque su estilo no aporta el trabajo defensivo y la movilidad que le agradaría al técnico vasco del Submarino. Pero cuando le quedan tres años y lo que resta del actual de contrato, la solución al caso solo tiene dos vías, una salida para el futbolista a otro club (muy difícil en este momento) o recuperar a un delantero al que no se le tiene que haber olvidado el oficio y que pueda aportar su instinto cara a puerta.

Su llegada

El Villarreal pagó en enero de hace dos años un traspaso cifrado desde Alemania en su momento en más de 23 millones de euros, con algunas variables incluidas en el acuerdo, el más elevado de la historia del club de la Plana Baixa. Al margen de las cifras de la operación de compra del delantero valenciano, había que incluir el contrato de un jugador con un elevado caché, que se rebajó para firmar por el Submarino, pero que a la vez se convirtió en un contrato de larga duración hasta junio de 2025.

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