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VILLARREAL CF

La crónica | Parejo enarbola el ‘Sí se puede’ de un Villarreal ‘top’ (1-0)

El gol del triunfo tuvo dedicatoria para Alberto Moreno y La Cerámica vibró como nunca con su equipo

Dani Parejo celebrando el gol en la Cerámica ante el Celta de Vigo.

Partidazo cinco estrellas en la Cerámica. El Villarreal supo jugar bien al fútbol, supo competir y supo sufrir para lograr uno de los triunfos más brillantes de la temporada. Y se logró con un matrimonio perfecto con la grada de la Cerámica que más que nunca empujó el balón que Parejo redireccionó a la portería viguesa para lograr el 1-0 que fue decisivo. La mejor versión premium de un Submarino excelso. La afición 'grogueta' acabó coreando el ‘Sí se puede’ emocionada con su equipo y con la vista puesta en Turín. Pero lo más importante era continuar peleando en LaLiga y el objetivo se consiguió con brillantez y sufrimiento... pero se logró.

Todo el mundo tiene el corazón puesto en el partido ante la Juventus del próximo miércoles. Pero el futuro se juega en un tapete diferente al de la Champions y la partida ante el Celta volvía a ser decisiva. Ya se ha acostumbrado el Submarino a la presión, que se ha convertido casi en una adicción. La configuración del once inicial lo decía todo, salvo la baja de Capoue con molestias, suplida por Iborra, por cierto, con galones y rol de gran capitán sobre el campo.

El Villarreal salió con espín alto, enchufado y jugando a muy alta velocidad. Incluso, en algunos instantes, un tanto acelerado. Pero salió jugón el Submarino. El fútbol era agradable, propiciado también porque el Celta no sabe hacer a otra cosa que ofrecer un juego alegre y sin corsés. Emery volvió a jugar sin un delantero centro referente y porfió su ataque a las incursiones por las dos bandas de Pedraza, un extremo más, con Chukwueze y Aurier, prodigándose por la derecha.

El triángulo Trigueros, Parejo y Lo Celso constituían sociedades con el balón con el foco puesto en la portería viguesa. Las transiciones en ataque eran rápidas, pero esa velocidad para alcanzar el área rival se ralentizaba porque se condimentaba demasiado el cocinado del gol. Tanto que en la primera parte, el Villarreal no tuvo ni un solo remate a puerta entre los tres palos. La igualdad en el campo era absoluta en todos los aspectos. Buen fútbol por ambas partes pero con balas de fogueo.

El empate no servía. El Villarreal estaba obligada a estirarse más, asumiendo riesgos. Pedraza y Chukwueze fueron martillos pilones, que golpeaban al Celta por sus dos flancos. El 'jogo bonito' comenzaba a ser efectivista. Pedraza descubrió que el Celta tenía portero y Dituro evitó el gol en el primer tiro a puerta (min. 52). Luego Brais Méndez paralizó el corazón de la Cerámica con un disparo que se perdió fuera por centímetros. El Villarreal ya estaba lanzado. Danjuma en boca de gol la tuvo... se fue a la grada. Y a la tercera, Parejo engatilló una pelota perdida en el área y ejecutó a Dituro. El gol tuvo una dedicatoria para Alberto Moreno. Parejo lo llevaba soñando toda la semana y los sueños, a veces, se hacen reales.

La taquicardia del juego no bajó ni una sola pulsación. Es más, subieron los latidos dentro y fuera del terreno de juego, porque el Celta no enarboló nunca la bandera blanca. El tramo final tenía ingredientes de thriller. Rulli salvó un tiro envenenado de Aspas y Mandi sacó bajo palos otro de Santi Mina. El Villarreal hizo acopio de una gran capacidad de resiliencia. ¡Que triunfo más bonito! Fútbol en estado puro y una victoria que sabe a gloria. ¡Tiembla Juve! 

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