Una nueva derrota ante un equipo de la parte baja. Se repitió el desenlace de Elche, Cádiz o Levante, aunque ante el Alavés se vio un Villarreal muy diferente que no mereció perder por juego, actitud y oportunidades (2-1). Las tuvo de todos los colores, sobre todo en la segunda parte, pero el desacierto en el remate condenó a un equipo que echa muchísimo de menos a Gerard Moreno. Un nuevo paso atrás en lucha por Europa vía Liga, pero con sensaciones diferentes a cuatro jornadas del final.
Los partidos se pierden y se ganan en las áreas. Y, en ambas, la propia y la del Alavés, el Villarreal apiló errores impropios de un equipo que pelea por estar en una final de Champions. En defensa hay ausencias que debilitan en exceso la eficacia del Submarino cuando el rival se aproxima a sus dominios. Y en ataque, la baja de Gerard, incluso la de Yeremy, suponen un auténtico calvario para Emery. El técnico guipuzcoano no jugó al despiste en esta ocasión y anunció que mantendría algunos jugadores en el once de Mendizorroza de los que jugaron en Anfield. Pau y Parejo, dos de los pilares de la columna vertebral, fueron titulares en Vitoria.
La actitud de partida fue buena. Y no era sencillo lograr conectar emocionalmente al grupo después de un partido como el de Anfield y la proximidad de otro tan importante como el del martes en La Cerámica. No fue ese el problema, porque el Villarreal jugó a un ritmo diferente a otros partidos ante equipos de la cola.
Pero recibir un gol a los cuatro minutos es un golpe duro. Si el Alavés tiene un activo importante, ese es Joselu, seguramente el delantero de LaLiga que mejor domina el juego aéreo. Y en un córner, en el que hubo de todo, desde agarrones hasta empujones, el 9 prolongó --¡cómo no!-- de cabeza un balón hacia atrás que Laguardia remachó a la red ganándole la espalda a toda la zaga amarilla.
Entereza del Submarino
El Villarreal reaccionó bien y tomó los mandos del partido. Buena circulación de balón y llegando con peligro por los dos carriles, con Trigueros manejando los resortes. Fútbol alegre y dinámico, pero que se diluía como un terrón de azúcar en café caliente, cuando se asomaba al balcón de Pacheco. Dia mostraba movilidad y creaba problemas a los centrales, pero no encontraba el remate definitivo.
El Alavés, hipermotivado, buscaba sorprender a la contra. Y todo se le puso de cara en una acción mal defendida por Chukwueze a Duarte cuyo centro encontró a Escalante libre de marca. El 2-0 le cayó encima al Villarreal, pagando caros sus veleidades en las áreas.
Pero la gran virtud de los de Emery fue mantener la compostura, El vasco ordenó dos cambios al descanso por dosificación. Parejo y Pau dejaron su sitio a Foyth y Lo Celso. Y a los dos minutos escasos, un tiro sin peligro de Chukwueze se le escurrió por debajo de las piernas a Pacheco y el Villarreal se metía en el partido de nuevo.
El partido entró en una fase volcánica en el que tanto el 2-2 como el 3-1 parecían posibles. Ocasiones por ambos lados, en un partido sin corsés tácticos. El Villarreal, con un juego fluido, asumía riesgos... pero sin goles no hay paraíso. Alcácer tuvo dos claras, pero el balón no entró. Una derrota cruel e injusta. ¡Vuelve Gerard, el Villarreal necesita tus goles!
