Manu Trigueros ha puesto de moda otra forma de triunfar en las redes sociales. Se le podría catalogar como el 'rey del antiglamour' o el influencer del pueblo. Lejos de aparecer como otros compañeros suyos de profesión a lo Cristiano Ronaldo subido en un lujoso yate, luciendo músculo en una paradisiaca playa, el centrocampista del Villarreal CF está creando una moda diferente, pero igual o más exitoso que las del resto de triunfadores de la nube. Si en el campo es un jugador que destaca por su fútbol preciosista, en el mundo de Instagram está haciéndose famoso por todo lo contrario y por vender una imagen de chico normalísimo que disfruta haciendo cosas normales, como los miles de aficionados que disfrutan con su fútbol en los campos del fútbol. Es el triunfo de la normalidad, sobre el posado buscado o prefabricado.

A sus 30 años, el talaverano ha pasado a ser uno de los personajes de moda en Instagram por esto posados, aplaudidos por aficionados al fútbol y por los que no lo son y en los que muestra una imagen muy alejada del estereotipo de jugador de fútbol profesional. Las imágenes de Trigueros con camisetas de tirantes, mientras come cocido en casa de su madre o con su niña en la playa ataviado con sombrero, sombrilla, hamacas, chanclas y juegos de arena, en una estampa más propia de la serie 'Cuéntame' que de lo habitual entre futbolista de alto nivel. No es el suyo el caso de aquellos que suben imágenes en restaurantes y en yates de lujo, sino que las vacaciones que traslada Trigueros son las del ciudadano de a pie, con comida de merendero y días de playa al más puro estilo clásico.

"Esa es mi forma de ser y de hacer las cosas, por lo que las fotos son las normales de cualquier verano", declara al respecto de su estilo virtual que triunfa como un modelo diferente de influencia sobre los jóvenes.

Alguna de ellas está tomada en la casa de sus padres en Talavera de la Reina, donde no deja de acudir unos días cada verano. "Salí muy joven de allí y me gusta regresar y pasar con mis padres el tiempo que no puedo estar durante la temporada. Estoy con ellos, como con ellos, voy al bar con mis amigos...", explica el futbolista.

Sobre la imagen mientras come un cocido manchego, señaló que es algo que nunca se perdonaría dejar de hacer. "Es mi comida preferida en mi casa, la comería siempre", señaló. Por eso decidió inmortalizarla, al tiempo que señaló que la camiseta que lleva es de las que les da el club y que el vino es de la bodega en la que trabaja su hermana.

Trigueros vive durante todo el año en Benicàssim, por lo que comparte sus vacaciones entre su ciudad natal y este lugar, en el que vive cerca de una de los rincones más bonitas del litoral mediterráneo: la playa de Voramar, donde es vecino de alguno de sus compañeros de equipo y donde baja a la playa con su familia.

La pregunta es la de por qué un jugador con una vida normal y que ha terminado sus estudios de Magisterio, ha decidido entrar en las redes sociales, en las que ha conseguido tener más repercusión que futbolistas muchos más activos que él.

El 'Influencer' influenciado

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En el capítulo de las redes, fueron sus compañeros los que le picaron, ya que Jaume Costa, Mario Gaspar, Alberto Moreno o Sergio Asenjo, alguno de ellos amigos y vecinos, le motivaron para que se adentrara en ese mundo. "Decidí abrir un perfil en Instagram para hacerles la contra, con la idea de seguir la broma", indicó.

Esta serie de publicaciones fueron celebradas por los seguidores del Villarreal, que ya tenían a Trigueros como un referente en esta red social, aunque el interés despertado nada tenía que ver con el de las últimas semanas en las que ha dado un salto a nivel nacional con una subida hasta los 25.000 seguidores. El triunfo del 'antiglamour' y de un chico que presume de ser normal y, lo más importante, disfruta siéndolo.