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VILLARREAL CF

La crónica | El Villarreal da un baño al Sevilla sin premio final en 'La Cerámica II' (1-1)

El Submarino, negado de cara a puerta, merece un triunfo holgado arropado por más de 18.000 'groguets'

Álex Baena lamenta una de las múltiples ocasiones desperdiciadas por el Villarreal ante el Sevilla. J. M. LÓPEZ / LEVANTE-EMV

El Sevilla FC salió vivo de un Ciutat de València més groguet que mai con una entrada espectacular que demuestra el crecimiento como club del Villarreal CF. A la fiesta solo le faltó el triunfo en el marcador porque los de Unai Emery fueron tremendamente superiores a un teórico rival por los puestos europeos. Se dejaron el alma los amarillos para ganar, pero les volvió a faltar suerte, o acierto, con el estoque. Un punto que deja mal cuerpo por lo injusto de un empate que no retrató lo que pasó en el campo. El Submarino sigue dejando muy buenas sensaciones, aunque cuando Gerard no está, el equipo pierde pólvora, la que faltó para derrotar al conjunto hispalense (1-1).

El Villarreal comenzó el partido a remolque del Sevilla. Primero porque entró con menos revoluciones de las necesarias para un duelo contra un rival potente y aunque venido a menos en el inicio de la temporada, con potencial de grande. La falta de intensidad en la acción del 0-1 a los ocho minutos de juego se lo puso muy fácil al equipo de Lopetegui.

Capoue estuvo blando y Óliver Torres remató con el interior uno de los balones más cómodos de su carrera para batir a Rulli. Emery había planteado el partido con Lo Celso ejerciendo el rol de Gerard. Un movimiento que le fue muy bien en varios partidos del fin de la campaña pasada. Con el gol, el Sevilla intentó congelar el tiempo de juego efectivo y le dio un matiz más defensivo a su idea. Una presión más baja y cediendo mucho terreno al Villarreal para obligarle a un ataque estático ante la falta de espacios que dejaban los andaluces.

Despertar tardío

El despertador del equipo de Emery tardó en sonar... pero sonó. Y los amarillos tomaron el control ante un Sevilla tímido y con pocas luces, refugiado en el tanto de Óliver Torres y poco más. Pero al Villarreal le faltaba punch arriba. Lo Celso no estaba en plenitud de facultades y eso mermaba el dominio groguet, que empezaba a acorralar a su rival.

Emery modificó su pizarra a la media hora y dio descanso al argentino que ya había hecho un gesto a su técnico solicitando el cambio. La entrada de Baena fue como cuando un químico añade un catalizador a una solución para acelerar la reacción deseada, porque el Villarreal cambió la cara.

Uno de los mejores exponentes de la 'New Gen' grogueta se bastó él solo para desarmar a un Sevilla timorato y que basó en la pérdida de tiempo y la concatenación de faltas su mejor arma para desactivar al Villarreal. Parejo dio el primer aviso serio al hacer temblar el poste en un tiro desde la frontal. Y Jackson tuvo otra clara antes del descanso.

Gran segunda mitad

La salida del Submarino fue fulgurante. Emery acertó colocando a Baena como segundo punta. El Villarreal encontró el gol que merecía y el hueco en la nutrida muralla que construyó el Sevilla delante de Bono. Pase filtrado de Coquelin, desmarque del almeriense, que supera la salida de Dimitrovic, sustituto del lesionado Bono. 

Con el 1-1 el Ciutat de València vivió una partida de frontón. Ataques continuos de los de Emery que se estrellaban en el muro sevillista. Desde el banquillo se buscaron soluciones para activar el futbol ofensivo con la entrada de Danjuma y Yeremy, y más tarde de Mojica y Morales. 

Con el equipo de Lopetegui refugiado en su área y buscando la contra ante el desespero del Villarreal por buscar el triunfo, llegó una acción que produjo un subidón emocional y una bajada de igual calibre al desactivar el VAR las ilusiones. Yeremy encaró la portería rival como un obús y solo pudo ser frenado con un claro penalti. Mientras Danjuma y Parejo pugnaban por quien lo lanzaba, el videoarbitraje alertaba de posición ilegal del canario. El Villarreal siguió a la carga. No se le podía pedir más a los de Emery. El despliegue físico y la ambición no tuvo premio. los últimos 10 minutos fueron taquicárdicos. Danjuma, Morales, Baena... pero el gol se le resistió a un Submarino que volvió a dejar excelentes sensaciones. Ese es el camino.

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