VILLARREAL CF

La crónica del Celta-Villarreal | Reina mantiene en pie los sueños de Champions (1-1)

El Submarino acaba pidiendo la hora en Balaídos, sostenido por el portero, tras el golazo de Gerard Moreno

El Villarreal se ponía por delante frente al Celta en Balaídos con el gol de Gerard Moreno.

El Villarreal se ponía por delante frente al Celta en Balaídos con el gol de Gerard Moreno. / EFE / SALVADOR SAS

Juan Francisco de la Ossa

Juan Francisco de la Ossa

Los sueños de Champions del Villarreal de Quique Setién tendrán que esperar. El Submarino acarició su séptima victoria consecutiva (entre LaLiga y la Copa del Rey), pero al final dio por bueno el empate, sostenido por Pepe Reina. Un Submarino de dos caras de nuevo, aunque esta vez el bueno fue el del primer tiempo. Acabó pidiendo la hora, pero sumó otro punto más (1-1).

Muchos cambios en el once

Para ser un equipo en racha, Setién agitó la alineación más de lo que se esperaba, conociendo las bajas de los sancionados Raúl Albiol y Álex Baena (Alfonso Pedraza, Giovani Lo Celso y Nicolas Jackson, por lesión, completaban las bajas), relevados por Aïssa Mandi y Manu Trigueros, respectivamente. El preparador cántabro dio descanso a Alberto Moreno y a Yeremy Pino para refrescar el once con Johan Mojica y, sobre todo, con José Luis Morales, el titular más llamativo en Balaídos.

Un inicio movido y el tanto de Gerard Moreno

La sacudida en el equipo no alteró los biorritmos de un Submarino que monopolizó el balón frente a un rival también con futbolistas de muy buen pie. Juan Foyth y un gol anulado a Pau Francisco Torres por fuera de juego previo del argelino, en sendas acciones nacidas del balón parado, mostraron que el Villarreal ha ganado en verticalidad con respecto al inicio de la etapa del cántabro.

Tras el paréntesis del paradón de Pepe Reina a Gabri Veiga, el Villarreal tradujo su dominio del balón con la genialidad de Gerard Moreno, que bajó el servicio de Samu Chukwueze para soltar un zurdazo imposible de detener para Agustín Marchesín (min. 16).

Con todo, el Celta dispone de un ataque dinámico y punzante. Mandi y Reina abortaron, en el último momento, el empate de Veiga y de Iago Aspas, sinónimo de que el encuentro todavía no estaba bajo control de los groguets.

Dos partidos en la primera parte

Frenética primera parte de esa primera parte, que se cortó de golpe en cuanto el Villarreal quiso. Aplicó más fútbol control en lo que quedaba hasta el descanso, un tramo del encuentro en el que la pelota se alejó de las áreas y el divertimento disfrutado hasta entonces desapareció de raíz. Pero ahí estaba el 0-1, lo que importaba, en el luminoso del estadio Abanca Balaídos.

Tranquilidad a la vuelta del descanso

De regreso del vestuario, el encuentro continuaba bajo de pulsaciones, ya con los primeros movimientos desde el banquillo (Setién sacó a Yeremy Pino en detrimento de Chukwueze).

Marchesín y Reina tampoco sufrían del corazón desde hacía un buen rato de la noche, aunque eso no significaba que el madrileño estuviera dormido, rápido para abandonar su cobijo y abortar la internada de Javi Galán.

Del 0-2 a la igualada

A la hora justa de encuentro, Morales sacó lustre a la escuadra izquierda de la portería local, en la primera vez, desde prácticamente el golazo de Gerard, que el Submarino sacaba su periscopio en las entrañas de los dominios celtiñas.

Los vigueses, no obstante, sacaron tajada del reajuste amarillo, cuando Foyth se marchó con el hombre dolorido. Su sustituto, Kiko Femenía, solo jugó ¡cinco minutos! El alicantino rompió el fuera de juego que permitió que Strand Larsen, habilitado por Gabri Veiga, fusilara a Reina, en el ecuador del segundo acto.

Pepe Reina, el mejor jugador del Villarreal en Balaídos.

Pepe Reina, el mejor jugador del Villarreal en Balaídos. / EFE / SALVADOR SAS

Pidiendo la hora

Luca de la Torre y, especialmente, un despeje descontrolado de Pau y un cabezazo de Unai Núñez empezaban a peligrar, incluso, el empate de lo amarillos, sometidos pese a que Étienne Capoue y Manu Morlanes ya estaban jugando, en el intento por recuperar el mando del partido.

Pero no, los últimos minutos lo que pasó, es que arreció el Celta en su asedio, que se encontró con la última de la línea de contención del Submarino, un Reina que evitó el 2-1 primero ante el latigazo de Carles Pérez y, después, al cabezazo del recién incorporado Renato Tapia que el cancerbero amarillo detuvo sobre la línea.

Ya en el 93’, Yeremy Pino surgió casi de la nada para que renacieran las esperanzas amarillas, pero la última ocasión fue la del capitán del Celta, Hugo Mallo, de nuevo abortada por Reina, responsable de que el Villarreal no regresara de vacío de un territorio amigo como es Balaídos

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