VILLARREAL CF

La crónica | El Villarreal echa abajo el muro del Girona en el minuto 100 con un penalti (1-0)

Final con guion de Hitchcock: Gerard falla un penalti en 92 y Parejo resuelve en la última jugada del partido

El Villarreal celebra el agónico triunfo ante el Girona en el minuto 100.

El Villarreal celebra el agónico triunfo ante el Girona en el minuto 100. / Gabriel Utiel

Final de Hitchcock en la Cerámica. Parejo firma una victoria de penalti en el minuto 100, solo siete minutos después de que Gerard Moreno fallará otro. El 1-0 in extremis hizo justicia a los méritos de un Villarreal que derrochó corazón y coraje para no descolgarse de la feroz lucha por los puestos europeos en la parte alta de la clasificación. Tres puntos logrados a pico y pala, con sufrimiento y haciendo frente a la larga lista de bajas que asola a la plantilla grogueta. Un Villarreal muy fiable y que ofrece un fútbol alegre y vistoso, al que solamente le está faltando mayor acierto en el remate final pero que ofrece muy buenas vibraciones.

Setién apenas modificó el once que tan buenas sensaciones dejó ante el Real Madrid. Cambios, los justos y obligados por las molestias que dejó la resaca de la Copa. Regresó Pepe Reina, quien atraviesa por un excelente momento, a la portería, e intercambió cromos en la defensa, la línea más afectada por la resaca de la Copa. Cuenca sustituyó al lesionado Albiol, Mandi ocupó el lateral derecho por Foyth, en el banquillo pero entre algodones, y Mojica entró por Alberto Moreno. El centro del campo y el ataque repitió al completo. El técnico se vio obligado a echar mano de Mbacke, Fer Niño y Diego Collado del filial, ante el overbooking en la enfermería grogueta para completar la convocaroira y disponer de relevos posibles en ataque y defensa, demarcaciones muy afectadas por las lesiones y situaciones particulares como la de Danjuma.

Setién sólo hizo los cambios obligados en el once por lesión o molestias en la defensa con la entrada de Cuenca por Albiol, Mandi por Foyt y Mojica por Alberto Moreno

El Girona era un rival diferente. Es un equipo que ofrece un fútbol alegre y abierto, con buenos futbolistas a los que les gusta tener el balón como Aleix García o Iván Martín. Y eso favoreció que se viera un partido sin corsés y con muchas llegadas al área. Los precedentes de las dos visitas en Primera División del equipo catalán todavía alertaban más del peligro que representaba el partido para no perder comba en la lucha por Europa puesto que ambas se saldaron con sendas victorias por 0-1 y 0-2.

Dominio abrumador del Villarreal

El control del juego y el mayor número de oportunidades fueron de Submarino. La primera llegó gracias a la pizarra cibernética de Setién. Un muy bien ejecutada falta frontal que el guante de Parejo sirvió a Gerard, quien en muy buena posición conectó mal con el balón y lo mandó a la grada. Yeremy Pino, ocho minutos después estrelló un tiro colocado y potente en el poste, recogiendo el rechace Baena quien con intención remató esquinado, volando el arquero argentino Gazzaniga y evitando con una gran parada el 1-0.

Pau y Parejo eran los canalizadores del fútbol del Villarreal. El central desde la primera línea y el mediocentro dirigiendo desde la medular. El Submarino echaba de menos la utilización de ambos carriles, primero porque Mandi no es un lateral al uso y luego Mojica jugaba con vocación más defensiva que con la cabeza en desdoblarse en ataque.

Pau Torres realiza un pase ante la presión del Girona.

Pau Torres realiza un pase ante la presión del Girona. / GABRIEL UTIEL

El partido era dinámico y abierto. El Girona se defendía con orden pero con la mirada puesta en intentar buscar el área del Villarreal. Stuani tuvo un balón de oro solo ante Reina, pero el portero estuvo más listo en el mano con el punta uruguayo. Las ideas de Setién van tomando forma en la mente de sus jugadores. Presión alta y coordinada en las zonas de peligro del Girona, pero guardando bien las espaldas atrás. El Villarreal llegaba con fluidez y apenas sufría en defensa.

El defensa senegalés Mbacke del filial groguet, cedido al Villarreal por Los Ángeles FC de la MLS estadounidense, debutó en el primer equipo sustituyendo a Cuenca con un fuerte golpe en la nariz

Y al descanso se llegó con un nuevo susto en la enfermería al chocar Cuenca con Mandi y quedarse tendido el primero en el suelo con una fuerte hemorragia nasal. El central volvió en la segunda parte pero sólo aguantó 15 minutos. El defensa del filial Mbacke, quien debutaba con el primer equipo, le sustituyó. Setién reubicó a Mandi como central y al senegalés de lateral derecho.

La segunda parte fue una partida de frontón. El Villarreal lo intentó y una otra vez con un asedio constante al área de un Girona que se fortificó atrás y repelió todo lo que le llegaba, fuera por arriba, en el juego interior o cuando se superaban las barreras el portero Gazzaniga.

El Girona acariciaba como un punto de oro el que estaba amasando con el paso de los minutos y se defendía ya sin florituras e intentando echar los minutos por el desagüe. Setién movió banquillo, buscando piernas frescas y revulsivo, mientras su rival defendía con once jugadores atrincherados en el área.

Final taquicárdico con dos penaltis

Los minutos finales fueron de auténtica locura. El árbitro, con el visto bueno del VAR, señaló penalti un leve contacto de Oriol Romeu sobre Pau en el área en el tiempo de descuento. Pero ni así pudo marcar el Villarreal, estrellado cara al gol. Gerard Moreno, casi infalible desde los once metros, erró el tiro y Gazzaniga, una vez más, dejó seco a los amarillos. Pero el guion que ni el mismo Alfred Hitchcock hubiera podido maquinar con su fantástica imaginación, todavía depararía más intriga.

El Girona salió a la contra y dio un susto de órdago a la Cerámica. Del Cerro Grande anuló el gol de Borja García por un claro fuera de juego. El Submario había logrado poner el terreno de juego totalmente inclinado hacia la potería del Girona. Ataque y más ataque. Seis minutos de descuento, que se alargaron hasta casi cuatro más. Y en la última acción, ya en el minuto 100, cuando se esperaba el final, Juanpe casi se queda con la camiseta de Pau Torres en la mano. No había dudas y Del Cerro Grande fue valiente para señalar el segundo penalti en tan solo 7 minutos. Parejo asumió galones. Colocó el balón a los 11 metros... y el éxtasis invadió la Cerámica. El lanzamiento fue perfecto e hizo justicia a un Villarreal que mereció un triunfo por el que peleó desde el minuto 1 que le mantiene enganchado a la lucha por la Champions y por Europa.

La ficha técnica del partido

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