Para Enrique y Marisa la ciudad polaca de Gdansk siempre formará parte de sus vidas. Y de sus mejores recuerdos. Allí, en el estadio que acogió la final de la Europa League entre el Villarreal y el Manchester United se llegó al punto culminante de una relación que siempre ha girado alrededor del equipo amarillo, del nuevo campeón del torneo continental. Cuando Gero Rulli paró el último penalti de la interminable tanda a De Gea la emoción se desbordó en la grada grogueta. Pero para Enrique y Marisa aún quedaba lo mejor. Sí, mucho mejor, incluso que celebrar el primer título en la historia del Submarino. "¿Te quieres casar conmigo?", preguntó de rodillas Enrique, bajo una gran expectación de los aficionados que, aún eufóricos por el éxito deportivo, presenciaban la escena. El "sí" de Marisa fue la rúbrica de una noche mágica en tierras polacas. La culminación de "doce años de romance", reconoce el feliz novio.

El vídeo de la historia de amor más 'grogueta'

El vídeo de la historia de amor más 'grogueta'

La petición de mano no podía tener un escenario más acorde a la historia de amor de Enrique Caballero y Marisa Mezquita. Un 26 de abril del 2009 se conocieron en Getafe, en un desplazamiento para acompañar al equipo de sus amores, en cuya Agrupació de Penyes Enrique estaba al cargo de organizar los viajes de los más fieles groguets. Siendo los dos de Vila-real, tuvieron que recorrer más de 400 kilómetros en autobús para cruzar sus vidas. Casi un año más tarde, durante otro viaje para acompañar al Submarino, en Valladolid, formalizaron su relación.

Y la pasada semana esta bonita historia vivió su capítulo más intenso en Gdansk. Título y planes de boda. "Mi novia no sabía nada. Solo estábamos al corriente el amigo que hizo el vídeo y yo", dice Enrique, que no ha tenido que poner en marcha ningún plan B. "El Villarreal ayudó a que todo saliera perfecto. Porque, claro, si no hubiera habido victoria seguramente la petición de matrimonio se habría aplazado. No era lo mismo", recuerda el novio. Pero él viajó a Polonia convencido del doble éxito: "Ya nos tocaba".

Si la desescalada de la pandemia sigue el ritmo actual, dentro de un año, aproximadamente, Enrique y Marisa se convertirán en marido y mujer. La ilusión de ambos --quizás un poco más del novio-- sería poder celebrar el banquete en el nuevo restaurante del Estadio de la Cerámica, El Ceramista, pero estará complicado. "Ya lo hemos preguntado, pero de momento el club no permitirá eventos en el restaurante del estadio", lamenta Enrique, que no pierde la esperanza de que, finalmente, el club pudiera permitir que la pareja celebrara su boda en su particular templo. Que lo que el Villarreal ha unido tenga por delante una larga y feliz vida. Enhorabuena pareja.