VILLARREAL CF
La intrahistoria de la decisiva 'resurrección' de Gerard Moreno con el Villarreal
No estaba contemplado que jugase tanto (45 minutos), pero lideró la notable reacción de la segunda parte

La intrahistoria de la decisiva 'resurrección' de Gerard Moreno con el Villarreal / AGENCIAS
Gerard Moreno no es un jugador cualquiera en el Villarreal CF. Estamos hablando de su máximo goleador histórico, el futbolista sobre el que ha gravitado la trayectoria más reciente (y brillante) del equipo, con su punto álgido marcado a fuego con el título de la Europa League y las posteriores semifinales de la Champions. Un futbolista que en las últimas temporadas no ha podido mantener ese elevadísimo nivel que le llevó a rozar el top-25 del premio al Balón de Oro en 2021. La culpa, la concatenación de lesiones.
En torno a la figura del delantero de Santa Perpètua de Mogoda siempre ha existido un hermetismo mayúsculo. Él quería, pero su musculatura no. Cada vez que reaparecía, caía al poco y desaparecía del foco que se había ganado con sus rutilantes actuaciones. «¿Cuándo estará Gerard?», era la pregunta que flotaba en el ambiente, sobre todo por las cíclicas plagas de lesiones que han asolado la delantera del Submarino.
Retrospectiva
Daba la sensación de que el Villarreal se había acostumbrado a jugar sin él. Llevaba 86 días sin asomarse a las alineaciones, desde que ya no saliera en la segunda parte del loco 4-3 al Celta. Pero la sola presencia suya, estando lejos de su mejor nivel, sirvió para poner al Villarreal en el camino de la remontada, que amarró lanzando el penalti del 2-2, en el minuto 93.
Empezamos por ese final. Pónganse en la piel de Gerard cuando Munuera Montero señala los once metros, tras el agarrón claro de Lucas Torró a Logan Costa. Dani Parejo era, oficiosamente, el lanzador de penaltis del Villarreal (de sus 76 goles en Primera, 33 han llegado de este modo), pero el 7 asumió los galones. No estaba obligado, podía habérselo cedido al madrileño, pero agarró la pelota. Que saliera el sol o que el nubarrón continuara encima de él. El barcelonés ajustó al remate a la derecha de Sergio Herrera e hizo buena la sobresaliente reacción del segundo tiempo, que él capitaneó.
La esperada vuelta
Gerard regresaba a la lista por vez primera desde la tercera jornada. Lo hacía en una convocatoria con hasta ocho bajas, principalmente en la parte ofensiva (Ayoze Pérez, Nicolas Pepe, Ilias Akhomach y Pape Gueye). De hecho, Marcelino tuvo que improvisar en Pamplona con Ramon Terrats por detrás de Thierno Barry.
Sin duda, esa concatenación de ausencias obligó a acelerar los acontecimientos. El consenso al que habían llegado las partes (jugador, cuerpo técnico y cuerpo médico) era que apareciera en la segunda parte en El Sadar; unos minutos, no más allá de media hora. Pero Marcelino recurrió a él con el 2-0 (entre otras cosas, porque su paisano Terrats tampoco estaba al 100%). Fue la mecha que encendió la reacción, porque aunque Diego Conde le negó a Jon Moncayola en los primeros segundos de la reanudación, el segundo acto fue un monólogo amarillo.
En otras circunstancias (marcador, rival, estadio, bajas... y, por si fuera poco, el show arbitral de Munuera Montero y Del Cerro Grande), el Villarreal podría haberse dejado ir. Nadie se lo hubiese reprochado. Pero la sola presencia de Gerard le reactivo. Porque un poco de Gerard es mucho.
El cambio
La irrupción del barcelonés, unido a un cambio táctico (Barry se alejó del área para sacar a los centrales rojillos de su zona, apareciendo los espacios para Yeremy Pino, Gerard, Denis Suárez y Álex Baena, más liberado de la vigilancia también) dio un golpe de timón al encuentro. El 2-1 del almeriense, viniendo desde atrás, alimentó las opciones groguetes de neutralizar la derrota. El gallego ya tuvo en sus botas el empate, pero Sergio Herrera le sacó el tiro a bocajarro.
Y llegó el momento decisivo. El penalti. El gol. Gerard recuperó la sonrisa, para derrumbarse poco después, cuando se puso ante los micrófonos. «Ha sido mucho tiempo sin marcar, pero para mí eso era lo de menos. Hay mucho sufrimiento detrás», apenas pudo decir porque, ahí, paró de hablar y rompió a llorar: «Es que no te puedo decir nada». «Hay mucho sufrimiento detrás», repitió.
Una falsa alarma
Sin haberse enjugado aún las lágrimas, Gerard entró al vestuario. Sus compañeros, al verse así, se alarmaron. Volvieron a temer lo peor hasta que él mismo dijo que eran producto de la emoción, la liberación, la alegría... Nada que ver con un nuevo mal trago.
Atrás quedaban tantos días de trabajar al margen, lejos de sus compañeros, viendo al equipo competir, ganar y sumar puntos en este inicio liguero de Champions del Submarino. Ahora, a cruzar lo dedos para que todo eso quede definitivamente atrás.
Un último dato
Ese penalti eleva a 119 los goles de Gerard en la máxima categoría. Además es el 100º encuentro en el que ve portería (en todas las competiciones) con los amarillos: 71 partidos en Primera División, 13 en Europa League, nueve en Copa del Rey, tres en Segunda División, dos en Champions League, uno en Conference League y uno en la Supercopa de Europa.
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