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El Tourmalet

El Tourmalet: Marc Soler, de mayor quiero ser como tú

Los niños han regresado a la Vuelta y muchos de ellos visten ‘maillots’ de los equipos participantes mientras los padres o los abuelos les cuentan quién es un ciclista como Alejandro Valverde

Un niño sostiene una pancarta de admiración hacia Marc Soler en la meta de Alicante. S. L-E.

Marc Soler, de mayor quiero ser como tú”. El niño sostiene la pancarta a apenas 100 metros de la llegada de la contrarreloj de la Vuelta a Alicante. Le acompaña su madre y se pasa horas esperando la aparición de su ídolo en la meta. Con la gorrita se protege del sol justiciero que cae sobre la ciudad valenciana, una sensación de humedad hace todavía más complicada la espera. Pero vale la pena. Merece el sacrificio porque el chaval está disfrutando, porque mueve los ojos con esa ilusión que cualquier niño tiene por su ídolo y por su deporte. Y en el ciclismo, ahora más que nunca, ese espíritu está muy vivo.

Esta está siendo la Vuelta de los niños, que han regresado a la carretera con sus padres. Y así lo harán hasta que la semana que viene, ya en la última de competición, empiecen a abrir poco a poco todas las escuelas por las diferentes comunidades. Mientras tanto, el paso de la carrera supone un aliciente para ellos, un día de fiesta mayor, más allá de los cohetes que hace una semana iluminaban la noche bilbaína en su gran semana de festejos y fanfarrias.

'El Imbatido'

La contrarreloj supone el mejor escenario para que se puedan identificar a los corredores. Al pasar uno a uno, con un minuto de diferencia aproximadamente siempre y cuando no se produzcan doblajes, pese al casco aerodinámico que se ponen del peor al mejor de la carrera, permite saber el ciclista que está corriendo en cada instante. “Mira Soler, mira Alaphilippe, mira Valverde”. Y este último, aunque Ben O’Connor lo haya superado en la ‘crono’, siempre es el más aplaudido, por grandes y chicos, porque los padres les cuentan a sus hijos o los abuelos a sus nietos, quién ha sido y todavía es el corredor murciano que se despide en la carrera. Porque esos niños que van alegremente a la Vuelta todavía no habían nacido cuando Valverde ganó esta carrera por allá 2009. Y ni mucho menos cuando debutó como profesional o cuando con 17 y 18 años lo denominaban ‘El Imbatido’ porque nadie osaba quitarle una victoria en toda España.

Lo mejor, pues lo mejor, ha sido situarse en la calle en la que los corredores esperan a sus masajistas para quitarse el casco o tomarse una Fanta. Este es otro de los grandes misterios de esta Vuelta. ¿Por qué todos los corredores toman una Fanta de naranja cuando cruzan la llegada? ¿Acaso la bebida refrescante, cuya lata abren allí mismo a los ojos de todos, o sea que no hay truco escondido, contempla los secretos de la poción mágica de Astérix y Obélix? Para los ciclistas es como el vino tinto que acompaña una buena cena o el gin tonic que algunos toman para relajarse después de un ajetreado día de trabajo.

La firma en los 'maillots'

Los niños que se han situado en la calle adyacente que sirve como evacuación de los corredores visten ‘maillots’ ciclistas, los que más del Movistar, porque pese a que los resultados no los acompañan como desearían esta temporada, siguen siendo el equipo del pueblo… y el de los chavales. A los ciclistas no les importa firmarles la camiseta, aunque sea la de un conjunto rival. Y a los niños pedirle al autógrafo al corredor que cazan al vuelo, aunque no sepan en ese momento de quién se trata con total seguridad. Porque, además, puede resultar que el ciclista que aparece en Alicante rodeado de niños sea la primera ocasión en la que se encuentra en esas circunstancias y se siente dichoso de poder firmar un autógrafo, hasta el punto de pensar que ha valido la pena todo el esfuerzo dado en la contrarreloj de la Vuelta.

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