Ciclismo
El último reducto mundial de las mascarillas
Hay equipos que por precaución obligan a corredores, directivos y auxiliares a moverse todo el día con ella bien colocada en nariz y boca

Una imagen de la undécima etapa de la Vuelta. / EFE
Los ciclistas profesionales, da igual la nacionalidad que tengan, pueden discrepar en cuestiones políticas, deportivas, financieras… todos tienen diversos conceptos de la vida. El pelotón cada vez está más globalizado, los corredores proceden de culturas muy variopintas, aunque todos están de acuerdo en lo saludable que resulta la bicicleta y en la necesidad de fomentar los carriles bici, que algunos siguen quitando.
El idioma que se impone es el inglés, aunque sea mal hablado. Castellano, francés e italiano empiezan a ser lenguas de uso poco corriente. Ya ha desaparecido aquella especie de esperanto que se extendía por el pelotón, con cuatro palabras mal mezcladas de francés castellano e italiano que todos comprendían, utilizaban y hasta por cuestiones del azar se entendían entre ellos.
Los antecesores de Van Aert
Llegaban a la Vuelta los corredores flamencos, tipo Wout van Aert, y era necesario buscar a un traductor para que diera a entender lo que decían, cómo interpretaban la etapa, por qué habían actuado de una manera concreta. Ahora Van Aert explica cómo ha preparado la victoria de etapa con su vozarrón que sonaría fuerte y profunda en cualquier escenario operístico, siempre en inglés, porque así habla con compañeros y rivales.
En el pelotón no se discute de fútbol, si acaso los que viven en Andorra o Mónaco (en el primer país buscan la excelencia de las montañas y en el segundo el contacto con el Mediterráneo, dejémoslo así) aconsejan a los que quieren ahorrar impuestos los pasos a seguir, dónde dormir y, si es necesario, cómo está el territorio para entrenar.
La intimidad del día de descanso
Los que son padres primerizos hablan de la añoranza de los niños, de lo que les ha explicado la pareja en la video llamada matutina y todos aguardan la jornada de descanso, porque recibirán la visita de la familia y, de paso, con el permiso del compañero de habitación unos minutos de intimidad, que no lo prohíbe el reglamento ciclista, aunque si hay niños de por medio la situación se complica mucho más.
La intimidad en las dos jornadas de descanso (la próxima será el lunes principalmente en Oviedo) fue algo que también rompió el covid. Por miedo al contagio, cuando se creó una especie de burbuja para proteger al pelotón, se prohibieron las visitas en los días de reposo, que se hicieron larguísimos, aburrimiento al máximo extremo. Los corredores estaban desesperados.
Los contagios por covid
El covid sigue siendo tema de alerta porque en el Giro, en el Tour y ahora en la Vuelta han aparecido nuevos contagios, que en el caso de la carrera española ha determinado varios abandonos, el más sonado ha sido el del ciclista portugués Joâo Almeida, que peleaba por la victoria y tuvo que dejar la carrera después enfermar, caer desde la tercera plaza y perder más de 20 posiciones en la clasificación general.
Hay equipos que por precaución obligan a corredores, directivos y auxiliares a moverse todo el día con la mascarilla bien colocada en nariz y boca. Entre las escuadras que han tomado esta decisión figuran el Movistar de Enric Mas y el Ineos de Carlos Rodríguez.
Ahora, hasta resultan sujetos extraños, como sucedía antes de la pandemia con los turistas asiáticos que se paseaban por las ciudades con la mascarilla a cuestas. El ciclismo sigue siendo el último reducto de los tapabocas, algo que llamaba la atención el miércoles a los centenares de aficionados que se paseaban cerca de los autobuses de equipo en la salida de Padrón.
Sin una explicación concreta
Nadie encuentra una explicación lógica a los contagios cuando no hay el contacto físico que se produce en otros deportes como el famoso fútbol. Si es verdad que ruedan todos juntos, que escupen, que tosen, que echan mocos y si es necesario hasta orinan subidos a las bicis ayudados por compañeros que los aguantan para que no se desequilibren. Y no es fácil, la verdad.
La normalidad sigue sin acabar de imponerse en el mundo del ciclismo, que se distanció durante la pandemia cuando el Tour fue desplazado al septiembre, el Giro al octubre y la Vuelta al noviembre. Algunos equipos continúan sin convocar conferencias de prensa presenciales y apuestan por las videoconferencias que emergieron durante el confinamiento, mientras otros ya aceptan la rutina que había antes de que el covid lo alterase todo. ¿Será porque ya les va bien?
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