La exportación de cítricos (y entre ellos especialmente las clementinas) de Marruecos a la Unión Europea está en crecimiento. Justo cuando más en alerta está el mercado internacional debido al veto ruso a la importación de productos hortofrutícolas europeos (lo que puede repercutir en la campaña en ciernes), el país norteafricano ha elevado en un 32% sus envíos de cítricos a Europa. Y entre ellos destacan las clementinas --las reinas en cuanto a producción y exportación de Castellón--, cuyos envíos marroquís han aumentado un 45% de enero a julio del presente ejercicio.

El aumento es el mismo en lo que se refiere al tonelaje (han sido 75.179 toneladas) y al valor (sube hasta los 64,6 millones de euros). Esto quiere decir que el precio de importación se mantiene estable. Pero de las cifras también se extrae que Marruecos no llega a cubrir la cuota de 135.000 toneladas que el protocolo firmado con la UE hace ahora justo dos años establece para la importación de clementinas del país norteafricano (el año pasado fueron 74.275 toneladas, siempre según los datos facilitados por el Icex).

predominio mundial // Aunque este año se pueda acercar a la cifra máxima (con el crecimiento actual superaría las 107.000 toneladas), el sector citrícola provincial no ve ningún riesgo en el reino alauí. El secretario general de la patronal de exportadores (Asociex), Enrique Ribes, destaca que, aunque Marruecos “puede hacer daño en algún mercado puntual”, como Estados Unidos (ver página 3), “a nivel global no hay nadie que haga sombra” a España, que el ejercicio pasado vendió naranjas y clementinas en la UE por 1.130 millones de euros, por los 67 millones marroquís.

También el secretario técnico de Fepac-Asaja, Doménec Nàcher, resalta que “Marruecos no es competencia” para España y apunta que el país norteafricano queda muy lejos de las cifras de exportación de España --que sitúa en la UE “1,4 millones de toneladas” de cítricos al año--. Por supuesto, tampoco Israel, que coloca 60.000 toneladas, es un riesgo, dice.

No en vano, según Nàcher, en cuanto a la venta internacional de clementinas (y más aún en la nacional), “en un momento determinado”, que sitúa “de mediados de diciembre a marzo”, Castellón aglutina “el 90% del mercado”.

Con una calidad “con la que no puede competir nadie”, según Ribes, esto es “una oportunidad”, tercia Nàcher. Pero la realidad es que es también un problema. La dispersión de la oferta y la concentración de la demanda hace que “el precio no lo pongas tú”, sino “4 ó 5 grandes cadenas de distribución europeas”, dice Ribes. Nàcher critica que “no hay estrategia ni oferta conjunta”. “Si sabemos gestionarnos, estamos en disposición de ofrecer rentabilidad al agricultor”, concluye. H