El campo va a agradecer, sin duda, la lluvia que ha caído en la provincia en las últimas 48 horas. Precipitaciones que eran “las más deseadas”, tal y como apuntó ayer a este rotativo el presidente de la Unió de Llauradors, el traiguerí Ramón Mampel.

Tras dos años de importante sequía, los campos agradecerán los más de 100 litros registrados en municipios del interior de la provincia. Y es que, por una vez, ha llovido bien en Castellón. Poco a poco, de forma intermitente, durante toda la noche del viernes y también el sábado en muchas localidades de nuestra geografía.

“El agua ha caído de la mejor forma posible. Las reservas del Millars estaban bajo mínimos y los acuíferos también. Había tan poca agua que puede que, incluso con todo lo que ha llovido, no sea suficiente”, explicó Mampel.

El presidente de los llauradors mostró su preocupación por la posible falta de recursos de cara a los meses de marzo y abril, cuando el riego comenzará a ser más continuo. Por ello, destacó la importancia de que el agua de lluvia tenga una presencia importante en el interior, que tiene un déficit hídrico notable en la actualidad.

Regantes y agricultores de Castellón miraban ya al cielo la pasada primavera, temiendo que el otoño llegara sin agua a la provincia y pudiera repetirse el patrón del 2013, cuando la falta de precipitaciones fue casi total.

A pesar de los beneficios de las lluvias de este fin de semana, Mampel quiso hacer hincapié en un hecho muy concreto. “No siempre llueve a gusto de todos”, señaló, y nunca mejor dicho. La clemenules, uno de nuestros cítricos por excelencia, podría salir perjudicada de las fuertes lluvias. Y es que “se trata de una fruta a la que la humedad no le favorece en absoluto”. Otros productos como la oliva son, según el presidente de La Unió, “más sufridos”. En este caso, “si se seca bien y hace aire, no tiene por qué sufrir”. H