La próxima parada de este tren de la competitividad: Castellón 2015”. Fueron las palabras con las que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, remató su discurso con motivo de la inauguración de la línea del AVE Madrid-Alicante, una petición que plasmó ante el Príncipe de Asturias, el presidente del Gobierno de España, Marino Rajoy, y otros representantes políticos, como la ministra de Fomento, Ana Pastor, o la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.

De este modo, el president retoma una reivindicación que ya fue patente el pasado 8 de junio en Peñíscola, con motivo de la convención del PPCV que clausuró el propio Rajoy, quien recogió el guante y remarcó en público su compromiso, desde el Gobierno, con el corredor mediterráneo.

De hecho, la realidad es que el Ministerio de Fomento ya está trabajando para que el AVE llegue a Castellón en ese plazo, aunque con una salvedad: no lo hará a través de una plataforma nueva y específica, como en un primer momento se planificó, y luego desestimó, ya en tiempos de Zapatero, por su alto coste económico --costaría unos 1.200 millones--, sino a través de una modificación de la actual vía férrea. Es el denominado tercer carril, de manera que a las guías actuales se adosará una tercera, más estrecha, y en ancho internacional, que permitirá la llegada de los convoyes desde Madrid --aunque desde Valencia a la capital de la Plana será a menos velocidad--.

Hay que recordar que el pasado 22 de marzo ya se adjudicó al primera obra que traerá el AVE a Castellón: la UTE formada por Dragados, Tecsa y Cobra harán el tramo de Moncofa a Castellón por 34,6 millones. Quedará por adjudicar el tramo entre Castellón y Sagunto, ya licitado por 53 millones, restando solo el tramo entre Sagunto y Valencia. H