Dentro del proceso de aclimatación de Kiko Ramírez a Castellón y al Castellón, pocas situaciones más reveladoras que la que está viviendo a raíz de la derrota con el Orihuela y todo lo que gira alrededor. El técnico tarraconense no dudó en reconocer los problemas físicos y psicológicos, en forma de un exceso de presión, que lastran al equipo. Problemas para los que tiene una fórmula: trabajo y victorias.

“El ambiente, para el jugador, no es el mas adecuado”, comenzó su análisis. “Hemos podido sentenciar con el 2-0 pero, con el 1-1, la gente ha perdido la confianza y luego han venido los problemas físicos. Hemos corrido con más corazón que cabeza, porque este equipo en casa está muy presionado por los resultados, la ansiedad se podía cortar con un cuchillo”, diagnosticó.

“Tendríamos que estar acostumbrados. Los jugadores se tienen que hacer con estas situaciones, saber las cosas que pasan en un partido, sacar rendimiento de lo que tenemos que es bueno y pensar solo en trabajar, estar ordenados… sobre todo deben pensar y no dejarse llevar: esto es una lección”, comentó, a modo de mensaje hacia el vestuario.

Fue más allá: “Todo pasa por arreglar esta situación. Tenemos que pelear contra todas las adversidades -el fútbol se basa en eso-; nos vienen los pensamientos negativos, que tenemos mucho que perder...”. “Hay que saber pelear, pero esto solamente lo arreglan las victorias, para que el equipo gane en tranquilidad, también el aficionado para que esto sea una piña...”, añadió antes de subrayar: “El aficionado no puede ir por su lado. Yo, por mi parte, le pediré al equipo que pelee todos los balones como si fuera el último”.

Con todo, Ramírez sigue pensando que será capaz de meter al Castellón en la lucha por subir. “Nos hemos caído, pero seguro que nos levantaremos, hay tiempo para arreglar esta situación”. “Soy optimista, pero estoy muy fastidado”, recalcó el técnico. H