La economía mundial se va a tener que acostumbrar durante los próximos años a un ritmo de crecimiento mucho más modesto del que precedió a la Gran Recesión. Esa es la conclusión del último informe del Fondo Monetario Internacional, que dibuja un escenario cercano al estancamiento, con niveles de crecimiento inferiores al 2% del PIB en el conjunto de las economías avanzadas. “Este nuevo normal”, como lo definen sus analistas, es producto del envejecimiento demográfico, la caída en las inversiones de las empresas por la atonía de la demanda.

“El crecimiento potencial en las economías avanzadas probablemente se incrementará ligeramente, pero seguirá por debajo de las tasas anteriores a la crisis a medio plazo”, sostiene el informe presentado esta mañana en Washington. Según los cálculos de sus economistas, el crecimiento potencial medio en las grandes economías se ha reducido un 0.5% respecto a los niveles de hace una década para situarse en un 1.3% actualmente. Y sus previsiones apuntan a que podría aumentar hasta el 1.6% en 2020, una cifra demasiado baja para reducir sensiblemente los niveles de paro y deuda que atenazan a parte de la eurozona.

Este estancamiento afectaría también a las economías emergentes, cuyo crecimiento medio podría situarse en torno al 5.2% en los próximos cinco años.

“Tanto en los mercados avanzados como emergentes, el menor potencial de crecimiento dificultará la sostenibilidad fiscal”, asegura el organismo que dirige la francesa Christine Lagarde y que la semana que viene celebrará en Washington una de sus cumbres bianuales. De ahí que recomiende reformas estructurales para estimular la demanda y fomentar la inversión. “Son fundamentales reformas estructurales y un mayor apoyo a la investigación y el desarrollo para elevar la oferta y la innovación”.