el cáncer de piel está provocado en la mayoría de los casos por una exposición solar excesiva”. “Por ello, la mejor forma de prevenir y reducir el riesgo de melanoma es protegerse de la exposición a los rayos UV y, ante todo, evitar las quemaduras solares, tanto leves (en forma de eritema) como graves (en forma de ampollas), tal y como explica el jefe de la Unidad de Cirugía Oncológica del Hospital Provincial de Castellón, Enrique Boldo, que recuerda la importancia de seguir los consejos de los especialistas.

Entre las 10.00 y las 16.00 horas la luz ultravioleta es más intensa, por eso los facultativos recomiendan limitar la exposición solar en ese periodo y recurrir a sombreros y gafas de sol para reducir la cantidad de rayos UV que llegan a la cara.

Además, la elección del filtro solar es muy importante. Debemos usar protectores solares en crema o loción en las zonas expuestas al sol y bálsamos labiales. Es aconsejable el uso de productos con protección de espectro amplio contra los rayos UVA y UVB y con un factor solar de protección (SPF) 30 o superior. Es necesario que recurramos a estos productos aunque el cielo esté cubierto de nubes, ya que los rayos UV pueden atravesarlas.

“Los efectos de una continua o intensa exposición solar son las quemaduras, el envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, pérdida de elasticidad, manchas oscuras) y los cambios precancerosos o cancerosos de la piel”, advierte Boldo.

“Debemos renovar periódicamente la aplicación de los protectores solares para que no pierdan eficacia. Es aconsejable que nos untemos con el producto al menos cada dos horas y, sobre todo, después de bañarnos, sudar o usar la toalla para secarnos”, matiza.

Los niños requieren especial atención, pues tienden a pasar más tiempo al aire libre y pueden quemarse. Los bebés de menos de seis meses no deben exponerse al sol, pues a esa edad la piel es todavía inmadura y las cremas no son adecuadas para su piel.

Las medidas de protección deben extremarse en la infancia mediante el uso regular de un protector solar con un factor superior a 30, camiseta y gorra. Los riesgos de desarrollar un melanoma se multiplican en el futuro entre las personas que han sufrido quemaduras cuando tenían menos de 18 años. “Es de suma importancia concienciar a padres o tutores para que tengan unos buenos hábitos de protección con los niños en una etapa que resulta tan crítica”, explican los especialistas.

Las cabinas bronceadoras emiten rayos UVA y UVB que pueden causar daños a la piel a largo plazo y aumentan la posibilidad de desarrollar un cáncer de piel, por lo que los dermatólogos desaconsejan su uso.

Aunque asociamos el uso de cremas protectoras a las vacaciones y a las jornadas de playa y piscina, también hay que usarlas en la ciudad, sobre todo en días de mucho sol y zonas sin sombras. Tampoco hay que olvidarlas en el campo, paseos y cuando se realizan prácticas deportivas al aire libre.

TRATAMIENTOS

La mayoría de los tumores malignos de piel se tratan con la extirpación quirúrgica, una técnica que resulta curativa en la inmensa mayoría de los casos de cáncer cutáneo no melanoma y de melanoma incipiente.

Para las lesiones superficiales de cáncer cutáneo no melanoma se pueden emplear otras terapias no quirúrgicas que incluyen quimioterápicos tópicos, inmunomoduladores, crioterapia, electrocirugía y terapia fotodinámica, entre otras.

“Aunque lo idóneo es realizar un diagnóstico precoz, el cáncer de piel se puede tratar incluso con éxito en fases avanzadas”, explica el jefe de la Unidad de Cirugía Oncológica del Hospital Provincial.

Después de realizar el tratamiento a nivel local, los pacientes necesitan ser valorados a nivel ganglionar. “A partir de un determinado grosor del melanoma, tenemos que saber si las células malignas han viajado desde la piel a los ganglios linfáticos. Antiguamente esto se hacia a ciegas, y se sometía a todos los pacientes a una intervención importante y con secuelas. Desde hace más de una década estamos evitando estas grandes cirugías mediante el ganglio centinela. Este procedimiento nos permite obtener incluso mayor información oncológica con mínima incisión y sin tan siquiera ingresar el paciente”, afirma el doctor.

Otro avance en el tratamiento ganglionar ha sido la cirugía laparoscópica. “Son intervenciones que antes necesitaban ingresos de varias semanas con heridas a nivel inguinal con infección y cicatrización dificultosa y se han convertido en mínimas incisiones con ingresos de 48 horas y sin complicaciones”, indica el doctor.

Entre las nuevas opciones terapéuticas a las que tienen acceso los pacientes se encuentran medicamentos como el Ipilimumab, autorizados en los últimos años y que han mejorado la supervivencia hasta un 75% en personas con melanoma avanzado. H