El destino o la mala fortuna, según se mire, quisieron que un habitual de los bous al carrer natural de Mascarell se replanteara ayer cómo vive su participación activa en una fiesta que le apasiona desde siempre. Porque Fernando Hernández, el joven aficionado de 26 años que fue corneado el sábado por la tarde en el toro que inauguraba la temporada taurina de Nules, es un recortador conocido que ha tenido que admitir que «esta vez ha sido muy fuerte». No es la primera.

Vapuleado, dolorido, con siete grapas en la cabeza y vendajes que evidencian que el toro de El Ventorrillo exhibido en las fiestas de Sant Joan pudo llegar a arrebatarle la vida, Fernando tiene ánimo suficiente para contar su experiencia, la que recuerda con detalle, porque en ningún momento perdió el conocimiento a pesar de la violencia de una embestida que tuvo su origen, según reconoce, en la lesión que le provocó una cogida anterior.

Una vieja cornada

Fue en el año 2007. Entonces solo tenía 16. Participaba en las fiestas de la Llosa cuando un astado lo empitonó provocándole una cornada «de 25 centímetros en una pierna». La misma que ayer lo dejó vendido ante un morlaco que hizo sangre con su traspiés. «El animal se arrancó, yo fui a esconderme a la barrera, pero me falló la pierna y me levantó».

En cuestión de segundos le propinó hasta cinco cornadas, según él mismo relata, aunque el parte médico habla de tres. «Tengo una en el pecho, en la zona del corazón, otra en el costado, a la altura de la cadera, una en el gemelo y dos puntazos», explica.

En esos momentos tan críticos, no perdió la lucidez. Recuerda las dificultades del resto de recortadores para ayudarle y que dos aficionados resueltos no dudaron a la hora de jugarse el tipo por él. «Paquito El Patata cogió al toro del rabo y lo frenó y Miguel Soret también hizo lo que pudo».

En su familia no ganan para sustos, porque los peajes en su pasaporte taurino empiezan a acumularse. Primero fue la Llosa; después, un toro embolado en Xilxes «que no me hizo nada»; y la que ahora lo ha dejado en una cama del hospital. Pero es que su hermano también protagonizó un accidente en las fiestas de agosto del 2017 en Mascarell.

Fernandito, como le conocen, tiene sus preferencias. Las de Sant Joan se encuentran entre las fiestas que más le gustan, junto a las de la Vila, aunque su momento taurino lo vive en Mascarell, donde «soy el que para al toro», al menos, lo hacía hasta ahora. El tiempo dirá si este episodio cala en su afición o acaba cicatrizando como lo harán sus heridas.