Querido lector:

La reunión que celebran hoy Mariano Rajoy y Alberto Fabra es más que una reunión. Según la agenda oficial acometerán el debate sobre la financiación de la Comunitat Valenciana, sobre las infraestructuras básicas --AVE y Corredor Mediterráneo-- y sobre el agua. Cuestiones en las que nos va a los valencianos el futuro económico, que no es poco.

Pero en la agenda oficiosa, la real, sin duda habrá más cosas. El destino de Francisco Camps y algunos de sus acólitos, el de Rita Barberá, el congreso regional de mayo, los casos interminables de presuntas corrupciones que junto a la focalización de las protestas únicamente en Valencia, están dañando sobremanera la imagen de la Comunitat...

Es decir, la transición definitiva en el PP valenciano que Rajoy ha puesto en manos del castellonense Alberto Fabra. Una transición que pasa por una renovación calculada pero importante de cuadros y cargos públicos, sin olvidar el bagaje anterior y que requiere de los avales indiscutibles de Madrid y precisa de una estrategia que sea tranquila y de pasos seguros por parte del actor principal a fin de no resquebrajar ni estructuras, ni voluntades individuales, ni tiempos políticos.

Los resultados de la entrevista no los conoceremos, por tanto, en su totalidad hasta pasados unos meses. A los ciudadanos, y más ahora que hemos conocido el déficit del 2011, nos importará sobre todo la agenda oficial. Conseguir una financiación justa para la Comunitat, alivio en la tesorería de la Generalitat para el pago a proveedores y para la normalización del funcionamiento de la administración autonómica y nuevas buenas en la capacidad inversora del Gobierno central, sobre todo en Castellón, que alivie nuestro déficit histórico y estructural en carreteras, AVE y Corredor.