Querido lector/a, como sabes, soy de la Vall d’Uixó. Un pueblo consciente y organizado, con alto compromiso cívico y que, desde la dignidad, suele estar a la altura de los retos de su tiempo. Si digo que fue la cuna de un movimiento obrero y político que luchó por las libertades democráticas y el progreso, estoy diciendo verdad. Pero, no miento, si también digo, porque no tiene sentido esconder la realidad, que durante estos últimos años ha sido vivero de cargos institucionales y orgánicos del PP, de la derecha.

Este artículo quiere advertir de que ahí están las dos realidades y una puede suceder a la otra. Aunque eso sí, hoy lo que gobierna el Ayuntamiento es el tripartito PSOE-Compromís-IU. Una posibilidad, la de esta alianza que surgió de la legalidad y la democracia porque el acuerdo lo permite la ley y quienes gobiernan lo hacen con más votos y concejales que los de la oposición. Encima, el pacto se cimentó sobre la necesidad de relevar a la derecha, al PP, e implantar otra política y otra forma de hacer política, la que trata de defender el bien común y la justicia social y surge del diálogo con los vecinos y sus organizaciones.

Resumo, en la Vall, la unidad de la izquierda es sinónimo de gobierno y de política de progreso. De ahí que, parte de lo esencial, es cuidar y construir esa confianza y avenencia. Por eso me duele el cerebro y el corazón cuando leo en Facebook que alguien que pertenece a un partido de izquierdas y forma parte de la coalición de gobierno le dice a un concejal del PP dónde hay que enfocar la crítica contra el PSOE. Sencillamente porque ese es el camino de la confrontación en detrimento de la unidad y del gobierno y de la política de progreso. Pero además, porque hoy están en cuestión las dos tradiciones, la social demócrata y la comunista, y ya no se trata de buscar caminos de ventaja sino renovar culturas y avanzar a una nueva euroizquierda. Más o menos.

*Experto en extranjería