Es cierto que en situaciones difíciles, casi limite, el ser humano exprime al máximo su capacidad. De igual modo pasa, o debería pasar, con las administraciones públicas. En tiempos difíciles todo parece que deba reinventarse si se quiere seguir con la vocación de servicio. Al final, si con la actual crisis se logra adelgazar la administración y hacerla más acorde con la realidad que vivimos, sin duda el esfuerzo habrá valido la pena.

La reordenación del sector público valenciano por parte del Gobierno del president Fabra es una clara muestra de ello. Un sector que ha sido, es y será clave en la consolidación social de nuestra comunidad y en el avance económico de la misma, por cuanto seguirá siendo necesario seguir construyendo colegios, depuradoras, transporte público, dar apoyo a las pequeñas y medianas empresas, realizar investigaciones sanitarias, promover una correcta gestión forestal, y un largo etc que dan una dimensión de la importancia de disponer de un sector público empresarial y fundacional. Pero lo cierto es que, siendo necesario todo ello, no puede seguir con la actual dimensión, sino que es preciso ajustarlo a las necesidades exactas del momento que no son otra que las propiamente sociales.

Eso es precisamente lo que el president Fabra ha querido hacer, con un ahorro al día de 2,5 millones de euros en este año 2012, el sector adelgaza su estructura pero sigue prestando los servicios de ámbito social con la misma calidad de eficacia. Ese es el verdadero reto, ser capaces de seguir dando la misma respuesta con un menor coste. No se trata de recortes, sino de ajustes, nos se trata de restar sino de sumar eficacia, no se trata de quitar, sino de poner en valor la verdadera dimensión de la administración con la única vocación social y de servicio. Es cierto que cada día las exigencias ciudadanas son mayores, sus necesidades se acrecientan, pero cuando hay una caída de ingresos como la actual, la administración solo puede dar respuesta a esas demandas ajustándose en sus retos y prioridades. Hoy más que nunca es necesaria una administración realista, eficaz, eficiente y austera, sin perder la vocación de servicio. H