Pocas horas después de haber firmado con otros 24 jefes de Gobierno de la Unión Europea un compromiso de endurecimiento del rigor presupuestario y sin haber informado antes a sus colegas, Mariano Rajoy comunicó ayer que el objetivo de déficit público para este año será del 5,8%, no del 4,4% como estaba acordado. Mantiene el compromiso de acabar en el 3% en el 2013, pero las circunstancias hacen imposible que en el 2012 baje hasta el 4,4%.

El órdago de Madrid sembró el desconcierto en los ambientes comunitarios, donde no todos los discursos eran coincidentes. La ortodoxia decía que no se puede permitir, mientras que otras fuentes reconocían que, primero, las circunstancias han cambiado y, segundo, que lo importante es llegar al 3% el año próximo. En paralelo al desafío de Rajoy, el Gobierno holandés hizo públicas sus dudas de poder llegar al 3% antes del 2015. El hecho de que Holanda se sume a la presión que España ejerce puede hacer que cunda la irritación que ha provocado Madrid, pero también puede hacer entrar en razón a quienes diseñan una política económica que no da resultados. De momento, manda la prudencia. En Bruselas hay coincidencia en que el Gobierno español debe informar más y mejor y presentar los presupuestos del 2012 lo antes posible.