Se dice que una retirada a tiempo es una victoria. El miércoles, el anuncio de la renuncia al cargo de ministra de Sanidad por parte de Ana Mato nos pilló a todos por sorpresa, porque no por menos comentada esta posibilidad, la realidad era otra por aquello de dar una impresión de cohesión entre los miembros del Gobierno.

La exministra Mato se empecinó en negar todo tipo de vinculación con la trama, fuese de forma directa o indirecta, que eso ya la justicia lo dilucidará. En los primeros momentos era el tiempo adecuado para renunciar a su cargo de ministra, ya que si bien una renuncia a las primeras de cambio podría indicar un cierto reconocimiento de culpabilidad, el aferrarse a una total inocencia con las pruebas que se barajaban era del incongruente y perjudicial para ella misma y para el PP.

Tal y como están las cosas en el sector sanitario, opino que el relevo es bueno si es que el nuevo ministra o ministro de turno es consciente de las limitaciones del servicio sanitario, a nivel nacional, y de las nuevas normas tanto laborales como asistenciales que no han hecho más que empeorar la situación en relación a los pacientes y trabajadores, además de poner más leña en el fuego con el tema de la privatización que me parece algo vergonzoso. H

*Secretaria provincial de Derechos Civiles del PSPV-PSOE de Castellón