“Cada vez disparan más cerca”. Con esta frase, dicha con inmensa tristeza, resumía hace poco José Sacristán la larga lista de directores y actores españoles que nos han dejado en poco tiempo. José Luis Borau, Tony Leblanc, Sancho Gracia, Juan Luis Galiardo, Anna Lizarán... Y, desde ayer, un nombre más: el de Fernando Guillén, que falleció en Madrid a los 80 años de edad.

Dueño de una cálida y maravillosa voz que le sirvió como arma de seducción y de trabajo (fue doblador profesional), el actor barcelonés estaba separado de la también actriz Gemma Cuervo, con quien tuvo tres hijos, dos de los cuales, Cayetana y Fernando, heredaron su profesión. Jamás les escondió un secreto. “Soy un misántropo y he tardado en darme cuenta de que mis hijos son mis únicos amigos”, aseguró en el 2002.

Empezó la carrera de Derecho en 1949, aunque la abandonó para subirse a las tablas. Se centró tanto en el teatro que le costó mucho adaptarse a la gran pantalla. Como muchos actores de su generación, Guillén trabajó hasta la saciedad. Lo hizo también en televisión, donde en la década de los 70 protagonizó La saga de los Rius (TVE), mítica serie que retrataba la burguesía barcelonesa de principios del siglo XX.

Con esta serie, Guillén aumentó su popularidad y se convirtió en un imprescindible de la escena española. H