El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia dictada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Castellón contra la asistenta de nacionalidad rumana Ramona Cobzaru, que fue condenada a cuatro años de cárcel por robar una cadena de oro y joyas al anciano para quien trabajaba, Alfredo Bellmunt Ripollés, de 83 años, que vivía en la venida del País Valenciano, 15, de Castellón. El hombre fue estrangulado por el novio de esta mujer, también rumano, que fue condenado por el mismo tribunal a 16 años y medio de cárcel por homicidio.

Fue el Ministerio Fiscal el que, tras dictarse la sentencia en la que se condenaba a Ramona a cuatro años de cárcel, recurrió ante el Tribunal Supremo porque exigía que la asistenta fuera también penada como coautora del homicidio. Un extremo que para el Supremo no es posible, puesto que consideran que ella, pese a que estaba compinchada con su pareja para robarle al anciano las joyas, no sabía que su novio, en el momento del robo, iba a matarlo.

Así, según la sentencia, ha quedado probado que el día 6 de agosto del 2011, como Ionel, el novio de la asistenta, carecía de dinero para adquirir droga, solicitó una vez más a Ramona que le pidiera a Alfredo Bellmunt otro anticipo, acudiendo al domicilio ambos.

Primero entró en la casa Ramona con las llaves de que disponía mientras Ionel se quedó fuera en la escalera. Como no conseguía el anticipo, idearon robarle.

Una vez dentro, como advirtieran que Alfredo Bellmunt, que estaba viendo la televisión, llevaba colgada al cuello una cadena de oro con una medalla de la Virgen de Lledó, Ionel se acercó sigilosamente por detrás, pero el anciano se giró y lo vio, por lo que el rumano le tapó fuertemente la boca con una mano al tiempo que con la otra le apretó fuertemente el cuello hasta que lo mató.

Los dos condenados vendieron las joyas robadas a un tercero que les pagó 150 euros en total. H