Los cultivos alternativos están ganando adeptos en la provincia y se han convertido en una buena opción para los jóvenes que deciden dedicarse a la agricultura, a pesar de la crisis del sector. Las plantas aromáticas, el aloe vera, las carrascas truferas y las fincas tradicionales convertidas en ecológicas son algunas de las nuevas opciones.

La rentabilidad de las nuevas producciones es una realidad, si bien es fundamental realizar un estudio meticuloso y tener una visión industrial del negocio para garantizar su continuidad. El representante de la Unió de Llauradors, Vicent Goterris, señaló que "en la actualidad, la demanda de estos productos es más grande que la oferta". Sin embargo, detalló que en el caso de los cítricos ecológicos "existen mayores dificultades debido al exceso de producción de las fincas tradicionales y los escasos canales de distribución".

Cabe recordar que los citricultores castellonenses están viviendo una de sus peores campañas y desde el sector se apunta a la sobreproducción como una de las causas de los reducidos precios de compra-venta. Además, las lluvias persistentes y el peligro de pixat han acabado de dificultar la actual temporada.

Las zonas del interior son las que más están apostando por esta actividad. Es en Els Ports y el Alto Palancia donde se centralizan la mayor parte de los cultivos de plantas aromáticas como lavanda, romero o poleo.

Goterris detalló que "se trata de productos que se utilizan tanto para hacer productos medicinales como perfumes" y se suelen pagar bien. Por este motivo afirmó que "en estas zonas sirven para asentar a la población en el entorno rural y crean una nueva economía a partir de los recursos naturales".

Uno de los cultivos más novedosos y que puede generar grandes rendimientos es el de plantones de carrascas infectadas con el hongo de la trufa. "Se trata de controlar un proceso natural, lo que permite asegurar al agricultor que en ocho o nueve años tendrá beneficios importantes", explicó el representante de La Unió.