Proviene del griego thalassa (mar) y terapia (terapia), y precisamente esta es la principal función de la talasoterapia, apropiarse los beneficios curativos del agua de mar, uno de los recursos más explotados por sus propiedades curativas, para aplicarlos, a través de determinados tratamientos, con el objetivo de disminuir el dolor y la mejora en patologías.

Basándose en la explotación y uso del medio marino, es decir, desde su clima hasta el agua de mar, los barros marinos, algas y distintas sustancias que se pueden encontrar en el mar, no es hasta finales de los 50 cuando se determina el origen de la talasoterapia como técnica curativa. El resultado de su aplicación es múltiple, con un efecto de acción física, termal, ya que se produce un cambio entre el agua de mar y el cuerpo que provoca que los minerales del agua de mar entren en la piel, y, al contener todos los elementos minerales, lo que hace que su composición sea idéntica a la del plasma humano, una acción química.

BENEFICIOS DE LA THALASOTERAPIA

La talasoterapia provoca un auténtico efecto de equilibrio en el cuerpo, produciendo efectos analgésicos y de relajación muscular; por ejemplo, tan solo el aire lleno de gotas de mar tiene propiedades antibióticas y relajantes. Su aplicación, que siempre ha de estar supervisada por médicos especializados, tiene numerosos beneficios, y es que, dentro de su amplio campo de acción, podemos encontrar tratamientos reumáticos, enfocados a la reducción de dolencias reumáticas; tratamientos relacionados con la traumatología, relajación muscular, rehabilitación de determinadas lesiones musculares y fisioterapia preventiva; y dermatología.