De una jornada apacible de playa a una pesadilla. Así se transformó la tarde de Monserrat Castillo, una vila-realense que puso su vida en peligro para salvar a dos niños de 10 años, uno de ellos su hijo, de morir ahogados. Tal y como explica, “me despisté un minuto y, de repente, la corriente se había llevado a los pequeños y no podían salir. Por eso me lancé sin pensarlo”.

Cuando los alcanzó, cogió a cada uno de un brazo y los puso poner sobre seguro. Sin embargo, “el mar me arrastró de nuevo al interior y me vi atrapada. Fue el peor momento de mi vida”. A pesar de pedir ayuda a una mujer que se hallaba cerca, esta le espetó “ni me toques”, por lo que “me di cuenta de que nadie me iba a salvar y me puse cara arriba, en posición de muerto, pero una ola me dio la vuelta de nuevo”.

No obstante, el milagro sucedió porque un desconocido, “de acento extranjero”, se adentró y logró sacarla del agua. “Pero no sé quién era y estoy como loca por averiguar su identidad para darle las gracias, porque sigo viva por él”. El último recuerdo que tiene es ya en la orilla, donde fue trasladada al hospital, ya que, “había mucha agua en los pulmones”.

El padre de la otra niña a la que auxilió, Joaquín, también tiene palabras de agradecimiento hacia Monserrat: “Si no es por ella no se sabe qué hubiera pasado y es de justicia darle las gracias”.

La heroína regenta una pescadería en el barrio de Carinyena y ya se ha reincorporado al trabajo, pese al susto y las consecuencias físicas. Eso sí, de momento, volver a la playa este verano queda descartado, aunque no duda en afirmar que “volvería a tirarme al mar para salvarlos. Hay que tener mucho cuidado porque es muy traicionero”. H