El Recinte de la Marxa se convirtió anoche en el mayor escenario de la recta final de las fiestas que Vila-real celebra hasta el domingo en honor a su patrona, la Mare de Déu de Gràcia.

Y es que la Comissió de Penyes logró reunir a más de 3.300 peñistas de unos 110 colectivos vinculados a la entidad en torno a la ya tradicional macrocena en la que el tombet de bou es el plato estrella por excelencia.

Unos 900 kilos de carne de toro, a los que se sumaron durante varias horas de cocción otros ingredientes básicos en la elaboración de este popular guiso --como es el caso de las patatas, los guisantes o las zanahorias--, dieron forma a un exquisito plato elaborado con mimo y pasión por el chef Santi Becerra y su equipo.

Unas cifras de participación que recuperan los valores del 2015, tras la ligera bajada de asistentes que se registró en septiembre del pasado año, y que prometen mantenerse e, incluso, aumentar en próximas ediciones.

DEVOCIÓN

La cena de las peñas, a base de tombet, fue el evento más multitudinario de la jornada de jueves, en la que también se desarrollaron otros con gran aceptación por parte de los vecinos de todas las edades. Fue el caso de los juegos para los niños, en el marco de la iniciativa 'Jugant, Jugant', que tuvo lugar por la tarde en la plaza Major; o la exhibición de vaquillas en el recinto de cadafals; o la noche de teatro, a cargo del grupo Tabola, que representó el sainete Deixa’m la dona, Pepet, de Arturo Casinos, en el salón de actos de la Caixa Rural.

TRADICIÓN

Pero también hubo tiempo para disfrutar de las tradiciones y de uno de los actos más emotivos y de homenaje a la Mare de Déu de Gràcia. Y es que la iglesia arciprestal acogió la sentida serenata a la patrona que, cada año, prepara la Asociación de Hijas de María del Rosario. Una cita en la que integrantes de la junta de este colectivo leyeron poesías dedicadas a la Virgen, con el acompañamiento de la música de órgano, a cargo del maestro Augusto Belau.