La Real Academia de la Lengua Española define el rubor con varias acepciones. Es el «enrojecimiento del rostro provocado por la vergüenza»; «vergüenza o turbación del ánimo» o «color encarnado o rojo muy encendido». Pero introduce una definición más, «enrojecimiento patológico de la piel».

Y es que para muchos el rubor constante en las mejillas es una afección cutánea y, también, un auténtico calvario. Hablamos de la rosácea, un trastorno crónico de la piel que afecta a la cara, y que provoca enrojecimiento y granos en las mejillas, a veces incluso con formación de pus.

Esta enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres, pero es más frecuente en mujeres con la piel clara.

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¿Por qué se aparece la rosácea?

¿Por qué se aparece la rosácea? Los expertos de la Academia Española de Dermatología señalan múltiples factores, pero hay dos esenciales:

En cualquier caso, la herencia pesa mucho en la aparición de la rosácea ya que según señalan los dermatólogos «el 40% de los pacientes tienen historia familiar» de esta patología cutánea.

¿Qué hacer si sufrimos rosácea?

¿Qué hacer si sufrimos rosácea? Afortunadamente para saber si realmente sufrimos este trastorno de la piel no debemos someternos a ningún tipo de prueba diagnóstica. Sólo con los síntomas (enrojecimiento y granos en las mejillas) el dermatólogo es capaz de diagnosticarla.

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Y aunque el tratamiento va a depender de las causas que la hayan provocado, desde la Academia de Dermatología señalan algunas pautas que deben seguir los pacientes:

En cualquier caso lo mejor que podemos hacer si sospechamos que el rubor de nuestras mejillas se puede deber a este trastorno cutáneo es acudir al especialista en dermatología que decidirá que tratamiento aplicar en cada caso.

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En ocasiones, se acude a fármacos tópicos, que se aplican directamente sobre la piel, (antibióticos, permetrina) u orales como antibióticos.

En determinadas circunstancias una buena solución es el tratamiento con láser o luz pulsada, con el fin de destruir los vasos sanguíneos visibles o disminuir el enrojecimiento.

En conclusión, aunque todavía no es posible curar definitivamente la rosácea, si que existen tratamientos con los que atenuar los síntomas, mejorar el aspecto de la piel y aumentar la calidad de vida de los pacientes.

Rosácea y mascarillas, mala combinación

Rosácea y mascarillas, mala combinación Va a hacer un año desde que se introdujo la obligatoriedad del uso de la mascarilla como elemento indispensable para prevenir el coronavirus. Y aunque su importancia es absoluta, es cierto que ha supuesto algunos problemas para la piel de nuestra cara.

Para este experto en dermatología los problemas derivados del uso de los cubrebocas es que «la mayoría de las personas no hacen unas correctas medidas de hidratación cuando se quitan la mascarilla al llegar a casa. Estas medidas no solucionan del todo el problema, pero sí disminuyen su intensidad».

Y cuando el problema «es muy acuciante, evidentemente necesitará un tratamiento médico que puede ser prescrito bien por su médico de familia o por el dermatólogo», señala Ruiz.

El tratamiento va a ser diferente según el problema que está causando o agravando el uso de la mascarilla. «En el caso de la dermatitis seborreica, se trata con corticoides suaves o fármacos inmunomoduladores. En el caso de la dermatitis perioral o rosácea a veces hay que tratar incluso con antifúngicos tópicos y con un antibiótico tópico» explica el doctor.

Pero ¿Cómo evitar que la mascarilla afecte a nuestra piel? Pues el doctor Ruiz Villaverde nos ofrece algunas pautas a seguir: