Las enfermedades transmitidas por insectos son un problema muy grave en todo el mundo, principalmente en regiones tropicales y ecuatoriales. Cuestan la vida a cientos de miles de personas al año y no existen vacunas ni tratamientos eficaces para muchas de ellas.

Pero hay una forma de prevención novedosa, útil y muy efectiva: pintura insecticida.

La investigadora española Pilar Mateo, doctora en Química por la Universidad de Valencia, inventó una pintura con capacidad de controlar y eliminar insectos.

Consistía en la microcapsulización de insecticidas con diferente acción dentro de pintura de pared.

Luego los insecticidas se liberan lentamente, y así se consigue que la pintura tenga efecto durante más de dos años.

Te puede interesar: Las otras enfermedades a las que nos vamos a enfrentar… por culpa de los mosquitos

Contra el mal de Chagas

En vistas del potencial se comenzó a investigar su posible uso como herramienta de salud pública y el mal de Chagas fue la primera enfermedad contra la que se quiso probar.

Afecta al continente americano, desde el norte de México hasta la Patagonia. Según la OMS, acaba con la vida de unas 50.000 personas al año y hasta un cuarto de toda la población de Latinoamérica está en riesgo.

La enfermedad está causada por un parásito, Trypanosoma cruzi, pero se transmite por la picadura de unas chinches llamadas triatominos domésticos.

Estos insectos se alimentan de sangre por la noche y durante el día se refugian en granjas, corrales y árboles cercanos, pero también en las grietas de las casas.

Por esta razón una pintura insecticida es ideal para controlar la enfermedad.

Experimento en Bolivia

En la región del Gran Chaco, en Bolivia, se llevó a cabo una investigación utilizando esta pintura.

Para el estudio se escogieron 1.626 casas, de las cuales se observó que más del 30% estaban infestadas con triatominos.

A todas las casas se aplicó la pintura y se buscaron de nuevo los triatominos. 32 meses después de la aplicación, la chinche estaba presente solo en el 1,7% de las casas.

Al aplicar la pintura, las chinches mueren al entrar en contacto con las paredes. Las casas quedan libres del insecto y, lo que es mejor, del mal de Chagas.

Por supuesto, la pintura es segura y no supone ningún peligro para la salud humana.

Las chinches se hacen resistentes

Tradicionalmente, las medidas para combatir a estas chinches han sido la fumigación extensa con piretroides, cada tres o cuatro meses.

Pero se descubrió que, tras años de uso, los triatominos comenzaron a desarrollar resistencia a estos insecticidas, por lo que el tratamiento anterior acabó siendo en gran medida inútil.

Sin embargo, la pintura, al utilizar varios tipos de insecticidas y liberarse gradualmente, aumenta el efecto y evita el desarrollo de nuevas resistencias.

A medio-largo plazo la pintura también resulta más barata. Y es una solución tecnológicamente más sencilla: en todos los lugares se puede pintar una casa, pero no siempre es viable esparcir insecticida en grandes áreas de terreno.

 

Buena para la salud… y el medioambiente

Ecológicamente también es más cuidadoso. Rociar con insecticidas grandes superficies contamina el suelo, los cultivos y afecta a muchas otras especies de insectos.

La pintura, sin embargo, solo se centra en las especies que están presentes en el entorno doméstico, dejando a todas las demás sin afectar.

La aplicación de esta pintura en casas, corrales y partes bajas de árboles, junto a una mayor higiene y cuidado del hogar, podría hacer de la enfermedad de Chagas algo testimonial en Latinoamérica.

La investigación con pinturas insecticidas no se ha detenido aquí: es eficaz contra muchos otros insectos transmisores de enfermedades.

Se sigue experimentando con otras enfermedades

La malaria, el dengue o el virus del Nilo Occidental (esta última presente en España) son solo algunas de las enfermedades transmitidas por insectos que cada año le cuestan la vida a cientos de miles de personas.

En diferentes países del oeste de África se ha probado la pintura para hacer frente a los mosquitos transmisores de malaria, los mosquitos Anopheles.

La pintura causó una mortalidad de más del 90% en mosquitos en cortos periodos de tiempo, por lo que se ha considerado como una manera fácil y rápida de controlar epidemias localizadas.

Con solo pintar puertas y ventanas, podrían salvarse vidas.

El potencial de esta tecnología es aún más amplio. Por ejemplo, se pueden utilizar sprays incoloros para rociar la ropa o tiendas de campaña con ellos.

De esta forma, las personas que tengan que adentrarse en zonas con insectos peligrosos estarán más protegidas, ya que el efecto es más prolongado que con insecticidas en spray tradicionales.

Sin embargo, existen aún muchos impedimentos para que la pintura y otros tratamientos preventivos lleguen a quien lo necesita. Las comunidades rurales siguen dependiendo de colaboración externa para financiar estas iniciativas.

De la misma manera que hoy necesitan ayuda para obtener alimentos, agua potable y medicinas, sería necesario hacerles llegar la pintura.

Aún quedan desafíos para erradicar estas enfermedades, pero la tecnología está colaborando en acercar el horizonte.