El cambio climático está aumentando la duración, riesgo y magnitud de los incendios forestales, que cada vez se prolongan más tiempo y son más peligrosos, con consecuencias devastadoras para el continente europeo. Según el último informe anual elaborado por el centro de investigación de la Comisión Europea, 2020 -el año de la pandemia- fue otro año de grandes fuegos en Europa con 340.000 hectáreas de terreno arrasadas por el fuego, un 30% más de lo que ocupa la superficie de un país como Luxemburgo. A tenor de los datos disponibles hasta la fecha, la situación en 2021 será todavía peor. En lo que llevamos de año, los incendios se han comido ya 500.000 hectáreas, el 61% de ellas bosques y el 25% en zonas situadas en espacios de la red Natura 2000 con cuatro países particularmente afectados: Rumanía, Portugal, España e Italia.

Por ejemplo, hasta finales de junio, fecha que tradicionalmente solía marcar el comienzo de la temporada de incendios, habían ardido en Europa un total de 130.000 hectáreas, el segundo peor dato después del registrado en 2017, lo que confirma una tendencia negativa que ha superado con creces la vivida en 2020. “Desde 2016 los incendios sin precedentes que se han producido en todo el mundo tienen un nivel de peligrosidad e intensidad que nunca se había experimentado antes”, reconoce la comisaria de innovación, investigación y cultura, Mariya Gabriel, ante lo que es un temor global: la propagación de los llamados incendios catastróficos, aquellos demasiados graves como para poder apagarlos. 

Temporada más larga

El cambio climático está, además, ampliando a "varios meses" la temporada de incendios, que cada vez empieza antes y termina más tarde, aumentando un riesgo que ya no afecta solo a los países del sur sino que extiende sus tentáculos a través de la Europa central y septentrional. En Suecia, por ejemplo, se quemaron más de 23.000 hectáreas en 2018 lo que obligó a sus autoridades a desplegar la mayor operación antiincendios de su historia. Aún así, a día de hoy el 85% de la superficie quemada en Europa sigue localizándose en los cinco países mediterráneos -Portugal, España, Francia, Italia y Grecia- debido a unas condiciones meteorológicas que aumentan el riesgo de padecer este tipo de catástrofes. Durante las dos últimas décadas se quemaron de media en estos cinco países cerca de medio millón de hectáreas anualmente y las proyecciones apuntan a que la tónica seguirá siendo la misma. 

En 2020, según el informe publicado este viernes, los incendios de más de 30 hectáreas afectaron a 20 estados miembros y quemaron un total de 340.000 hectáreas, una cifra ligeramente superior a la registrada en el ejercicio precedente. De ellas, 136.000 hectáreas (entorno al 40%) correspondieron a espacios protegidos por la red Natura 2000, algo menos que el año anterior pero por encima de la media registrada durante los últimos nueve años. El país más afectado fue Rumanía -el 90% del daño se produjo entre enero y abril- seguido de Portugal, que vio arder el doble de terreno que en los últimos dos años, España e Italia que registró muchos incendios pero de menores dimensiones. En el caso español, se quemaron algo más de 61.000 hectáreas en 250 fuegos (15.000 de ellas en zonas de la red Natura 2000), algo menos de los registrados en 2019. Tuvieron lugar a lo largo de todo el año aunque los más graves se produjeron en el mes de agosto, incluido el más grave registrado en toda la UE: el ocurrido en la localidad onubense de Almonaster la Real en el que ardieron 16.500 hectáreas.

Del delta del Danubio a los Pirineos

Según el informe, que cubre a un total de 33 países de Europa, Oriente Medio y el norte de África, muchos de los fuegos tuvieron lugar durante la primera mitad del año. En invierno estallaron en el delta del Danubio y en los Pirineos y en primavera sobre todo en la región balcánica. En el verano y el otoño los países más afectados, en cambio, fueron los de la ribera mediterránea y, particularmente, España y Portugal que registraron un verano extremadamente caluroso y los mayores casos en la UE. Sin embargo, uno de los peores tuvo su epicentro a las puertas de la UE y cerca del reactor nuclear clausurado de Chernóbil, en Ucrania que también vivió en 2020 su año más caluroso del último medio siglo. En cuanto a los responsables, en 9 de cada 10 casos este tipo de catástrofes tiene como origen el ser humano.

Desde marzo de este año, los Veintisiete disponen de nuevas directrices de Bruselas para mejorar la prevención y ofrecer una respuesta más eficaz a los incendios con medidas en materia de gobernanza, planificación del territorio y gestión forestal para prevenir este tipo de catástrofes. Además, la UE cuenta con un grupo de expertos en incidíos forestales y un sistema europeo de información sobre incendios forestales que realiza un seguimiento continuado a través de los satélites del programa Copernicus, que se presenta como los ojos de Europa sobre la tierra y que se ha activado 17 veces para obtener una cartografía detallada de las zonas incendiadas. Este año, por ejemplo, se ha activado entre otras para hacer el seguimiento al volcán de La Palma.

El mundo tiene una última oportunidad de evitar la catástrofe climática y esta es la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26). Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, gobiernos de todo el mundo debatirán sobre cómo frenar el avance de la crisis climática.