La crisis derivada de la pandemia de coronavirus se reflejará en la declaración de la Renta, el evento fiscal más importante del año y cuya campaña empieza el próximo 7 de abril. Y a quien más afectarán los cambios es a los casi 47.000 trabajadores de Castellón que el año pasado tuvieron que acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y, por lo tanto, recibieron una prestación del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Los asesores fiscales de la provincia avisan: a la mayoría les va a tocar pagar a Hacienda y el mazazo fiscal puede incluso llegar a los 1.000 euros.

El primer golpe que llega es que habrá muchos más contribuyentes en Castellón que tengan que presentar la declaración. Por regla general, no están obligados a hacerla aquellos que perciban rendimientos de trabajo cuya suma se sitúe por debajo de los 22.000 euros anuales, cuando estos provengan de un solo pagador, o cuando el segundo y restantes no supere los 1.500 euros. Sin embargo, cuando se recibe de un segundo pagador una cantidad superior a los 1.500 euros, el límite por debajo del cual no es obligatorio presentar la declaración del IRPF baja a 14.000 euros. «Los trabajadores afectados por un ERTE deberán tener en cuenta el tiempo que han pasado en dicha situación y las cuantías percibidas. En caso de haber percibido del SEPE más de 1.500 euros estarán obligados a declarar y a pagar por resultar insuficientes las retenciones practicadas durante el año, ya que la retención que se aplica a las rentas derivadas de un ERTE es mínima o incluso inexistente», asegura Gerard Guirado, del despacho Febrer Asesores de Benicarló.

Decenas de trabajadores que hasta ahora no tenían la obligación de hacer la declaración este año van a tener que rendir cuentas al fisco y, además a la mayoría les tocará rascarse el bolsillo. ¿Cuánto? Dependerá de la duración del ERTE y de si este fue de reducción de jornada o de jornada completa. En el primer caso, el pago realizado por el SEPE es más pequeño, por lo que esos contribuyentes se verán penalizados, pero no en tanta cuantía como los que fueron regulados a jornada completa. «Se puede dar el caso de un trabajador que tiene 14.000 ó 15.000 euros con retención y otros 6.000 u 8.000 euros sin retención. Hacienda no se ha llevado todo lo que necesitaba y, por lo tanto, a muchos contribuyentes lo normal es que le salga a pagar una cantidad no pequeña, que puede llegar perfectamente a los 800 o incluso 1.000 euros», apunta Luis Chinchilla, presidente de la Asociación de Asesores Fiscales de Castellón, que aglutina a un centenar de despachos.

Las prisas, malas compañías

Las regulaciones de empleo van a generar muchas dudas y los asesores fiscales de la provincia apelan a la prudencia. «Nuestro consejo es no tener prisa. El borrador que Hacienda nos manda incorpora datos de terceros y hay que estudiarlo muy bien. Sabemos, por ejemplo, que el SEPE ya está corrigiendo datos que están mal porque hay trabajadores a los que les ha pagado de más. El borrador va ser dinámico y si uno tiene prisa es probable que le toque hacer una, dos o hasta cinco declaraciones de la renta», describe Chinchilla.

Carlos Gil, socio-director de DK Assesors de Vila-real, también insiste en que la campaña que llega será la de las sorpresas. «Habrá casos de pagar mucho y otros cuya cantidad apenas va a tener importancia», describe Gil, que aconseja al contribuyente que estudie bien el borrador. «En el mismo no se aplica ni una sola deducción autonómica y hay colectivos que sí pueden beneficiarse. Este año más que nunca, hay que revisar muy bien el documento», sentencia.