Càlig, el Toro, Geldo, la Llosa, la Mata, Torre d’en Besora, Olocau, Peñíscola, Sant Jordi, Sant Mateu y Segorbe son los últimos municipios en haberse sumado este mismo año a la larga lista de localidades de la provincia que cuentan con plan de prevención de incendios forestales. En total, son ya 113 los documentos aprobados por la Conselleria de Medio Ambiente, lo que significa que el 83% de los municipios de Castellón cuentan con uno. Otros 24 se encuentran en proceso de tramitación y solo un pueblo tiene pendiente llevarlo a cabo todavía.
Estas cifras sitúan a la provincia como líder indiscutible en planes antiincendios en la Comunitat Valenciana y es que Alicante solo cuenta con 82 --el 58%-- y Valencia con 164 --el 61%--. En el caso de la provincia de Alicante, pese a tener una población que es más del triple de la de Castellón, cuenta con 31 proyectos menos.
Seis casos este 2022
En lo que llevamos de año la provincia solo ha registrado seis incendios forestales, según datos del Consorcio Provincial de Bomberos de la Diputación, frente a los 60 fuegos industriales y 50 en viviendas que se han producido hasta la fecha.
Sin duda, la concesión de subvenciones por parte de la Conselleria que dirige Mireia Mollà para estimular la confección de los planes antiincendios, obligatorios desde el 2005, ha surtido su efecto. Y es que si a mediados de 2016 solo habían sido aprobados once, ese número se ha incrementado en más de 100 solo seis años después, según datos del Consell.
Cabe recordar que la primera localidad de Castellón en dar luz verde al proyecto fue Ares, que lo hizo a finales del año 2008, según el registro de la Generalitat.
Menor riesgo por las lluvias
Toda precaución es poca a la hora de prevenir unos fuegos forestales que pueden amenazar el monte provincial, especialmente de cara al verano. Tras una de las primaveras más lluviosas que se recuerdan en la provincia --con una Magdalena pasada por agua y parte de la Semana Santa también con inestabilidad meteorológica-- el interior de Castellón está frondoso, verde y cuenta, por fortuna, con una gran humedad. Esta circunstancia rebajará el riesgo de incendio forestal cuando se eleven las temperaturas y contrastará con años en los que la escasez de lluvias habían convertido al monte provincial en un polvorín.
Aunque en 2021 el fuego forestal de Azuébar puso en jarque a la zona, la provincia vive desde hace unos años una calma relativa de casos graves. Los más devastadores de los últimos ejercicios son Culla (2017), Artana (2016) y el Alto Palancia (2012 y 2009).