La ola popular se extendería a la práctica totalidad de las alcaldías de Castellón

Un castellonense deposita su voto este domingo en el colegio Escuelas Pías

Un castellonense deposita su voto este domingo en el colegio Escuelas Pías / Gabriel Utiel

Maribel Amoriza

Maribel Amoriza

Las derechas van a más también en Castellón. En la provincia y en los municipios, hasta el punto de que una proyección de los resultados salidos de las urnas el pasado domingo extendería aún más la ola popular que recorrió las comarcas castellonenses en las municipales de 2023. De hecho, la práctica totalidad de las poblaciones de mayor tamaño podrían quedar ya en manos del Partido Popular.

Eso sí,el grueso de las nuevas victorias estaría respaldado ahora ya no solo por Vox, sino también por la sorpresa (anunciada por las encuestas) del 9J, el partido del agitador ultra Luis Alvise Pérez. Su formación, etiquetada con la inusual marca, Se acabó la fiesta (SALF) desconocida hasta el momento, se ha hecho con más del 5% de los sufragios emitidos en el territorio provincial, pero ha llegado incluso a superar el 7% en algunos pueblos.

Es un reflejo de lo que muestra la misma proyección en España, donde los populares, con Alberto Núñez Feijóo al frente, podrían llegar a la Moncloa si lograran en unas generales que los de Abascal y los de Alvise respaldaran un acuerdo de Gobierno en el Estado.

Este ejercicio de política ficción, que lo es porque las claves que llevan a votar una determinada marca en las municipales, las autonómicas, las generales o las europeas a menudo no son las mismas, permite sin embargo ver la tendencia en el trazo más grueso.

En el repaso a los cambios que supondría aplicar las cuentas del 9J a unos comicios locales que se llevaran a cabo ahora, la primera clave está en que si el PP ya recuperó feudos perdidos como la Diputación, la capital, Almassora, Burriana o Segorbe, ahora avanzaría más en el marco de los lugares con más de 5.000 habitantes, y gobernaría en ocho municipios más, algunos de ellos territorio casi exclusivo de las izquierdas a lo largo de los años.

Repaso a los casos

Esa vuelta a sostener tantos bastones de mando dependería en la mayor parte de los casos de acuerdos con quien ya es un socio por descontado de los populares, con la ultraderecha de Vox, y también con el agitador Alvise.

Comenzando por la ciudad de mayor tamaño, el hecho es que en Vila-real, que ahora gobierna el socialista José Benlloch por cuarta legislatura consecutiva (en solitario y a punto de pactar con Compromís), el PP ha obtenido el 34,97% de los votos que, sumados al 12,23% de Vox y a al 5,89 de SALF, supondrían más del 53% del conjunto y le permitirían arrebatarle la alcaldía al partido de Benlloch.

El PSPV ha sido el segundo más votado con el 31,18% y junto con Sumar y un Podem prácticamente desaparecido, las principales izquierdas llegan a duras penas al 41,68% de los sufragios emitidos en la segunda población con más habitantes de la provincia de Castellón.

Empate

En la Vall d’Uixó , donde la socialista Tania Baños es la alcaldesa en virtud de una coalición con Izquierda Unida y Compromís, el dibujo sería de empate entre los bloques de PP y Vox y de PSOE, Sumar y Podemos, de manera que Se acabó la fiesta se convertiría en el partido bisagra que decidiría el color del ejecutivo local.

Otro municipio significativo, Nules, podría ir también a manos de los populares y desbancar así a David García, de Centrat en Nules, en esta ocasión sin el concurso de la marca de Alvise, ya que solo precisaría el acuerdo con los de Abascal para superar la mitad de los apoyos.

La misma situación se daría en un claro feudo del PSOE, en l’Alcora, donde Samuel Falomir es alcalde con mayoría absoluta y donde el tándem de las derechas se alzaría con la victoria, también absoluta, al igual que en Orpesa, donde PP y Vox pasarían de depender de un tercero y verse obligados a aceptar compartir la alcaldía a liderarla el más votado, el Partido Popular con la ayuda de la marca verde que preside Abascal.

Donde sí sería necesario que Se acabó la fiesta colaborara con la causa de la derecha para aupar a los populares es en Borriol. En el municipio en el que gobierna Héctor Ramos, de Compromís con un acuerdo con el PSOE, PP, Vox y SALF lograrían el 50,98% de las papeletas, mientras que PSOE, Sumar (enseña con la que ha concurrido el partido del primer edil) y Podem se quedan en un 44,15%, lejos de tener opciones para formar ejecutivo local.

Menos claro estaría en Altura, territorio socialista con Rocío Ibáñez al frente, con casi un empate sin que ninguno de los dos bloques llegue al 50%, algo que sí ocurriría en Cabanes si se aplicaran los resultados contabilizados el pasado domingo. De hecho, la formación del Alcalde, Compromís, se quedaría en un mínimo 5,95% de los respaldos al concurrir a las urnas con la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ayer abandonó la presidencia de la marca. Su socio, el PSOE, se queda en poco más del 29%, mientras que el tándem PP-Vox se acercaría al 53% de los votos emitidos.

Montanejos sería el último ejemplo de territorios socialistas que se convertirían en populares, ya que la enseña de su alcalde, Miguel Sandalinas, el PSOE, sería la segunda fuerza más votada por detrás del PP y los respaldos al dúo PP-Vox serían suficientes para alcanzar la mayoría absoluta en votos, el 51,35%, mientras que el bloque de las izquierdas se quedaría en un 41,76% del total, lo que no permitiría plantearse hacerse con el gobierno local.

 Apoyos a gobiernos populares

Además de lograr hacerse con nuevos ejecutivos locales, los populares verían consolidarse sus opciones en algunas poblaciones destacadas en las que, sobre todo con sus socios de la actual legislatura, pero también en solitario, presiden el pleno municipal. Al hacer la proyección de los números del 9J también se dan casos en los que sería imprescindible la formación de Alvise para poder reeditar las victorias que antes se lograron en solitario o con Vox. Este es el caso de la capital, donde el acuerdo de los dos partidos que ha colocado a Begoña Carrasco como primera edila no bastaría para superar la barrera del 50% de los sufragios, aunque sumaría casi el 47%, lo que sí ocurriría al añadir el casi 6% de los votos obtenidos por SALF. Una situación similar a las que se produciría en la población costera de Torreblanca.

Sin embargo, el equipo ya conocido de los de Feijóo y Abascal podría repetir el acuerdo sin tener que acudir a un tercero (con mayor o menor margen) en otros lugares, como es el supuesto de Almassora, Segorbe, o Moncofa.

Además están los municipios de las mayorías absolutas del PPCS, escasas entre los enclaves de mayor tamaño, pero que no saldrían reforzadas en todas las ocasiones. De hecho, en Benicàssim los populares necesitarían a Vox, al igual que en Onda, donde Carmina Ballester no podría continuar en solitario, algo que tampoco podría hacer Andrés Martínez en Peñíscola ante un Vox que avanza y Se acabó la fiesta llevándose por delante más del 5% de los votos.

 Algunos que resisten

Del lado de las izquierdas quedarían solo pequeños retazos de resistencia al frente de los principales gobiernos municipales de la provincia y casi siempre contando los votos del bloque al completo. Es el caso de Betxí, donde las izquierdas lograrían superar a las derechas por poco y sin superar el 50% de los votos, con un mapa parecido al de Almenara, donde sí se superaría la barrera de la mayoría absoluta de los apoyos.

Tal vez uno de los ejemplos de mayor resistencia aparece en poblaciones más o menos emblemáticas, pero de tamaño modesto. En Vilafranca, el bloque de la izquierda contaría con el 63,51% de las papeletas, con un PSOE en cabeza que podría reeditar su victoria, aunque no con la mayoría absoluta con la que cuenta ahora.

Casi idéntico es el resultado de la proyección en les Coves de Vinromà o en Sant Mateu o la Pobla Tornesa.

En Morella, las izquierdas, lideradas por el PSOE, podrían recuperar la alcaldía que ahora está en manos de Bernabé Sangüesa, de Independents, con el apoyo puntual del PP, al reunir más del 55% de los votos emitidos el pasado domingo en la capital de Els Ports.

Si nada raro pasa, quedan tres años hasta los próximos comicios municipales (mucho tiempo en política) para poder descubrir si la tendencia general mostrada el 9J hacia el auge de las derechas, incluida la ultra, se consolida en los pueblos de Castellón.